

REDACCIÓN ELONCE
La serie "Adolescencia" de Netflix, generó una gran atención por su tratamiento de temas como la masculinidad tóxica, la ciberviolencia y los incels (hombres que culpan a las mujeres por su fracaso en las relaciones). La serie cuenta la historia de un adolescente británico detenido tras el asesinato de una compañera de escuela, y aborda cómo los jóvenes se ven atrapados por ideologías extremas a través de las redes sociales.
El concepto de "incel" surgió en los años 90 y estos grupos se caracterizan por el resentimiento hacia las mujeres y, en algunos casos, la incitación a la violencia.
En "Adolescencia", se mencionan conceptos como la "regla del 80-20", que sostiene que sólo un pequeño porcentaje de hombres atrae a la mayoría de las mujeres, y la "píldora negra", que representa un despertar a la supuesta opresión masculina bajo el feminismo. La serie pone en primer plano la violencia juvenil y la influencia de estas ideologías en los adolescentes.
En la serie el joven acusado del asesinato de su compañera, fue radicalizado por comunidades en línea como la machosfera, un conjunto de foros y grupos donde se promueven ideologías misóginas.
La serie también plantea preguntas sobre la responsabilidad de los padres, la escuela, y la sociedad en la prevención de la radicalización digital. La importancia de una comunicación abierta y el monitoreo de las actividades en línea de los jóvenes se vuelve crucial para evitar que caigan en estas comunidades extremas.
El impactante final deja abierta la reflexión sobre la culpa y la responsabilidad familiar y social en la formación de los jóvenes Adolescencia invita a cuestionar el papel de las redes sociales y la educación, en la prevención de tragedias.
El tema fue debatido en el programa El Ventilador, que se emite por Elonce.
Marisa Mazza, profesora y psicopedagoga, explicó que “es una serie británica, que nos muestra la cultura británica, pero está teniendo repercusiones en todo el mundo. Hay que preguntarse por qué ha quedado en el tapete esta serie en este tiempo. Hace mucho que una serie o película no tiene este impacto. Es un buen tiempo para tomarla y abrir determinadas preguntas. Si uno ve los cuatro capítulos pareciera que hay un hilo, donde en los cuatro capítulos se van interrogando y cuestionando instituciones que debemos de cuidar a los adolescentes”.
“En el primer capítulo pareciera que se interroga a las fuerzas de seguridad, en el segundo a la escuela, en el tercero el rol de los profesionales que tienen que acompañar a adolescentes que están acusados o tienen que hacer una defensa, y en el cuarto hay una fuerte interdicción a la vida familiar y los lazos”, agregó.
Consideró que la serie “puede invitarnos a reflexionar sobre el lugar de las plataformas digitales en nuestras vidas, nuestro singular, nuestra vida comunitaria y la vida de los adolescentes. Uno escucha mucho a padres que dicen que el chico o chica estuvo todo el fin de semana en casa, en la habitación, y están con el celular o internet. En realidad, está en un mundo que nosotros no estamos conociendo o no estamos accediendo. A esto hay que ponerlo sobre el tapete, hay que tener esa conversación y ese límite respecto a qué hacemos en casa con las plataformas digitales”.

Dijo que “quienes nos dedicamos a educación tenemos esta verdad que es que la pedagogía tiene una ligereza o liviandad que es la libertad del otro. Uno agota las instancias de educación, pero el otro es el que elige hacer o no hacer lo que le hemos enseñado o hemos tratado de transmitir. Este límite y esto que nos exige a decir aquí hay que ponerse, la educación también es una conversación”.
Consideró que cada escuela tiene sus particularidades y, en su opinión, “en las escuelas donde trabajo, por ejemplo, no invitaría a ver a los alumnos la serie, pero sí a los padres. En las instituciones donde trabajo decidimos desde el año pasado prohibir el uso del celular en la escuela secundaria. Los estudiantes pueden llevarlo en su mochila, pero no lo pueden sacar en el aula ni en los recreos. Si sacan es porque el profesor les ha indicado que pueden hacerlo para buscar información. Si lo sacan fuera de la indicación del profesor los padres deben ir a retirar el celular. En nuestra provincia esta decisión de prohibición queda bajo la órbita de cada institución escolar”.

Por otra parte, expresó que “las radicalizaciones del odio, desde donde vengan, llegan más rápido debido a las plataformas digitales en todo el mundo. Tenemos que volver a revisar nuestras prácticas educativas desde el lugar de la familia y la escuela en el acto de seguir trabajando y mostrando la posibilidad de una convivencia que no solamente tenga que ver con el odio. A esto los chicos lo ven, lo padecen. La escuela tiene que seguir insistiendo y agotar las instancias de formación”.
Considera que “no hay recetas. Hay nuevas culturas novedosas, hay una adolescencia que nada tiene que ver con la de cinco años atrás, y la conversación es fundamental. La adolescencia siempre fue compleja”. Elonce.com