Para no quedar fuera de un acuerdo multilateral que reúne a 80 países en la lucha contra el hambre y la pobreza, el presidente Javier Milei decidió sumarse a la Alianza Global impulsada por Luiz Inácio Lula da Silva, presentada durante el G20 en Brasil. Esta alianza, que se presenta como un sistema de acuerdos flexible, ha sido aceptada por Milei como parte de su política exterior, aunque con ciertas condiciones. En su discurso inaugural del G20, Lula expresó que este proyecto es su "legado", refiriéndose a la iniciativa como una pieza central de su visión geopolítica.
El gobierno argentino publicó un comunicado oficial donde explica las condiciones bajo las cuales el país se adhiere a la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, lanzada en la cumbre del G20 en el Museo de Arte Nacional de Río de Janeiro. En el comunicado, se afirma que la República Argentina, en representación de la voluntad democrática de su pueblo, se compromete a combatir el hambre y la pobreza mediante reformas de mercado, las cuales, según el gobierno, han demostrado ser eficaces para alcanzar los objetivos de la Alianza. Además, se resalta que estas reformas deben respetar la igualdad de derechos de todos los individuos. El documento aclara que la Alianza propone un "enfoque de canasta de políticas", lo que significa que no se exige la aprobación colectiva de programas específicos, y que las políticas impulsadas por el mercado son una opción viable dentro de esta arquitectura.
En un intento por distanciarse de la propuesta original de Lula, que tiene un enfoque más socialista, el comunicado expresa que "las políticas socialistas violan los derechos individuales y, al asfixiar las economías de los países que las implementan, perpetúan un subdesarrollo insostenible que dificulta cualquier lucha efectiva contra el hambre y la pobreza". Milei mantiene sus posturas personales sobre el rol del Estado, especialmente en lo que respecta a la lucha contra la pobreza y el hambre, abogando por una solución basada en principios de economía de mercado.
Este enfoque es una novedad en el contexto de la política argentina e internacional, ya que históricamente la pobreza ha sido vista como una consecuencia directa de la distribución inequitativa de la riqueza. Sin acceso a los recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas, el hambre se convierte en una consecuencia común en muchos lugares del mundo, independientemente de la región en la que se viva.
Hasta el momento del anuncio, Argentina no había integrado la propuesta de Lula. Sin embargo, el presidente Milei tomó la decisión de sumarse a este proyecto multilateral, considerando que se le permite aplicar su propio marco ideológico dentro de los términos de la Alianza, aunque esto no se alinee completamente con sus recientes gestos diplomáticos. La Alianza Global, según los fundamentos presentados por Lula, comparte similitudes con los argumentos utilizados en la ONU para defender la Agenda 2030, una iniciativa multilateral que Milei ha criticado abiertamente.
El acuerdo con Lula sobre la lucha contra la pobreza y el hambre no implica un pacto general sobre otros asuntos pendientes en el G20. Por ejemplo, Milei se muestra completamente en desacuerdo con la posición de Lula respecto a la guerra en Ucrania y la crisis en Medio Oriente. En estos temas, las diferencias ideológicas entre ambos son profundas, y es difícil imaginar que sus posturas sobre la Alianza Global se reflejen de manera similar en otros debates internacionales.
Mientras que en el caso de la Alianza Global la negociación estuvo centrada en herramientas de gestión con un enfoque pragmático, en cuestiones como la guerra en Ucrania o la situación en Israel, las posiciones de los dos presidentes son ideológicas y, en el caso de Milei, no está dispuesto a ceder en ninguno de estos temas. El presidente argentino rechaza cualquier acuerdo que implique una validación implícita de la posición de Rusia o Irán, y no está dispuesto a negociar en estos temas en función de compromisos diplomáticos. (Con información de Infobae)