

REDACCIÓN ELONCE
Hace algunos años, la historia de Nicolás Cortopassi con los drones comenzó casi por casualidad. Como él mismo cuenta, todo arrancó de forma espontánea: “Ah mira un dron”, recordó entre risas. Desde entonces, esa curiosidad inicial se fue transformando en una verdadera pasión, un oficio y una forma de vida que lo llevó a destacarse en el rubro audiovisual de Paraná.
“Sí, se ha ido formando a poco y ha tomado mucha forma en los últimos años”, relató. “Empezó así aleatorio, pero de a poco le he ido buscándole la vuelta y mejorando, ¿no? Siempre con la idea como de destacarme, y eso ha sido lo difícil pero también lo que lleva a evolucionar, ¿no?”.
Hoy, Nico se encuentra con mucho trabajo y una agenda cargada: “Sí, sí, ahora se ha activado, así que hay de todo”. Su último trabajo fue en una fiesta electrónica en Espacio Avenida, donde filmó escenas de alto impacto visual en interiores: “Les pasé el video así que en algún momento supongo que andará por ahí, pero re zarpado, re zarpado en interiores, es algo único”.
Vuelos precisos, adrenalina y tecnología de punta
Una de las particularidades de su trabajo es la posibilidad de volar en interiores, algo que no es común ver con drones. “Sí, eso es lo novedoso, ¿no?”, explicó. Actualmente tiene cuatro drones, cada uno con una función específica: “Ahora tengo cuatro, cuatro que cumplen funciones distintas cada uno”. Si bien no puede elegir un favorito, admitió que hay uno que se destaca por su versatilidad: “Con las hélices protegidas y todo eso, te da una cierta seguridad”.

Estos dispositivos no son económicos: “Son caros. Un dron de estos solamente el dron, sin batería, sin cargador, sin control, sin gafas, sin nada, está rondando el millón de pesos”. Además, volar estos drones implica cumplir con normativas específicas: “Hay que tener licencia, se supone, y tenés que tenerlos registrados y tener seguro civil”.
Uno de sus drones, un modelo de cinco pulgadas, puede alcanzar velocidades de hasta 190 km/h y es ideal para hacer acrobacias y vuelos extremos. Con ese dron participó en una producción con el paracaidista Gero Arias: “Íbamos como a 70 km/h en la lancha e iba ahí manejando”.

Imágenes en vivo y experiencias únicas en la Fiesta Nacional del Mate
Uno de los hitos más destacados de Nico fue su participación en la Fiesta Nacional del Mate, donde por primera vez transmitió imágenes en vivo a las pantallas del escenario. “Fue la novedad, por eso estuvimos ahí también y apuntamos a eso”, comentó. “A eso yo me acuerdo que les ofrecí a Pablo Blejer, al Ente de turismo y demás, les dije ‘esto es lo nuevo’”. La experiencia fue un desafío técnico y creativo que terminó marcando un antes y un después en su carrera: “Para mí fue otro escalón zarpado de trabajo”.
Según apreció, la coordinación en equipo también fue fundamental: “Pablo que era como el director me iba diciendo ‘movimiento’, y él tampoco conocía este tipo de dron, entonces no sabía qué esperar”. La adrenalina que generan estas imágenes dinámicas es lo que distingue su trabajo: “Esa es la idea, ¿no? Eso es lo novedoso”.

Además de fiestas y eventos, Nico se anima a todo: en un casamiento, por ejemplo, sorprendió llevando los anillos con un dron: “Fue una locura ese día, temblaba como un tarado, era mucha presión”. Pero el trabajo fue exitoso y la reacción del público, inolvidable.
Misiones urbanas, redes sociales y nuevos horizontes
Su creatividad no se detiene. A través de su cuenta, lanzó una serie de “misiones” urbanas con el objetivo de llegar a los 100.000 seguidores: “La tiré así, la primera misión, dije ‘va a ser una exageración’, pero la verdad que estuvo buena respuesta”. Una de las más virales fue cuando entregó un alfajor con un dron en la costanera: “Esa fue la de más pegada, creo que va como 60.000 visualizaciones”.
Con la idea de sumar marcas, está desarrollando un sistema que le permita lanzar objetos desde el aire, como remeras o vouchers. “Buena iniciativa, como soltando una remera desde el dron”, comenta, siempre pensando en nuevos usos y colaboraciones.

Finalmente, cuando se le pregunta por su lugar preferido para volar, no duda: “Me sentaba todos los fines de semana en el Thompson y grababa lanchas”. Y aunque volar sobre el agua implica riesgo, eso no lo detiene: “Todo tienen miedo, ¿no? Pero eso lo tenés que dejar de lado, si lo perdés, lo perdés”.
Con una mirada que mezcla pasión, tecnología y arte, Nico demuestra que desde el aire también se puede contar una gran historia.