La historia de los bebés intercambiados. Hace 25 años, en Concordia se produjo un hecho que involucró el intercambio involuntario de dos bebés al momento de nacer en el hospital Felipe Heras. El caso afectó a dos familias que criaron a hijos ajenos de hasta que la justicia intervino para esclarecer lo sucedido.
El hecho ocurrió en la madrugada del 16 de agosto de 1999, cuando María de los Ángeles, de 16 años, fue ingresada al hospital con contracciones, acompañada por su pareja, César Rodríguez, de 18 años. Tras dar a luz, la enfermera les entregó un bebé, a quien llamaron Soledad.
“¡Acá está la nena!”, le dijo la enfermera a María de los Ángeles cuando le entregó a su bebé. “Yo pensé que era un varón”, le respondió la adolescente con un dejo de resignación. Una vez que asimilaron la noticia, decidieron llamarla Soledad. Pero el temor de que les hubieran dado a una criatura equivocada permaneció latente.
En una habitación cercana, María Griselda Camacho, de 26 años, también había dado a luz y recibió a un recién nacido varón que no coincidía con sus expectativas. Decidieron llamarlo Ángel Gabriel.
Según el abogado Alejandro María Giorgio, que representó a una de las familias durante el caso, el error fue inicialmente atribuido a un "problema de papeleo" en el hospital. Sin embargo, con el tiempo surgieron dudas que llevaron a un análisis más detallado.
Años después, César Rodríguez decidió iniciar acciones legales para determinar si efectivamente se había producido un intercambio de bebés. La investigación, llevada adelante por el Juzgado Número 1 de Concordia bajo la dirección del juez Martín Carbonell, confirmó el error mediante pruebas de ADN.
El resultado, que llegó el 14 de septiembre de 2000, confirmó que las familias criaron a hijos ajenos durante más de un año. Según el fallo, se excluyó el vínculo biológico entre las madres y los niños, aunque se identificaron relaciones de afecto consolidadas a partir de los años de crianza.
El proceso judicial requirió que todas las familias que habían tenido bebés ese día se sometieran a pruebas de ADN para corroborar los resultados. El abogado Alejandro María Giorgio explicó que la investigación tardó varios meses y fue compleja debido a las dificultades de traslado y situaciones económicas de las familias involucradas.
Finalmente, las familias decidieron no realizar el cambio de niños, a pesar de que la evidencia indicaba el intercambio. Ambas familias recibieron asistencia psicológica durante el proceso para afrontar las consecuencias emocionales del caso.
Además de la investigación sobre el intercambio, ambas familias demandaron al Estado por el error. En el juicio, María y César lograron una compensación económica que correspondió al 10% de los cien mil pesos reclamados. Este fallo fue el resultado de una serie de análisis que determinaron que no existió un dolo intencional, sino una falla en los procedimientos hospitalarios de aquel momento.
De acuerdo con el abogado, el tiempo requerido para la investigación y las dificultades para acceder a los análisis jugaron un papel clave en la resolución del caso, ya que en ese entonces los estudios de ADN tardaban meses en obtenerse, a diferencia de los tiempos actuales.
A 25 años del hecho, las familias involucradas continúan con la crianza de los niños intercambiados, manteniendo los lazos afectivos formados a lo largo de los años. (Infoabe)