El Gobierno nacional decidió no compensar la caída en el costo del uso de dólares a través de la tarjeta de crédito hacia fin de año, y descartó la posibilidad de incrementar alguno de los recargos impositivos que aplicaban a este tipo de consumos en divisas.
A pesar de la preocupación en los despachos oficiales sobre el impacto de la finalización del impuesto PAIS, la Casa Rosada optó por permitir que el dólar tarjeta, que actualmente se encuentra en $1.630, caiga hasta la zona de los $1.300 a fin de año.
Esta decisión fue tomada en el contexto de la caída sostenida de los dólares paralelos, lo que, según el equipo económico, hizo innecesaria cualquier intervención impositiva adicional.
Dilema
El dilema al que se enfrentaba la Casa Rosada era si aumentar la carga impositiva sobre los consumos en dólares a través de tarjetas de crédito, lo que hubiese servido para sostener un tipo de cambio más alto para el turismo y el consumo en divisas (como el pago de servicios de streaming, entre otros).
Esta opción era vista como razonable desde el punto de vista económico, ya que ayudaría a controlar el drenaje de divisas del Banco Central.
Sin embargo, desde el ámbito político, la medida resultaba menos conveniente, ya que podría generar una respuesta negativa en la opinión pública. Finalmente, se optó por dejar que el tipo de cambio se ajustara naturalmente con la caída de los dólares financieros.
La caída de los dólares paralelos favorece la decisión
La decisión de no compensar la baja en el costo de los consumos en dólares se confirmó después de observar la tendencia a la baja de los dólares paralelos, como el MEP y el contado con liquidación (CCL), que hacían innecesario mantener una cotización de la tarjeta por encima de los $1.600.
De acuerdo con las autoridades, esta caída de los dólares financieros permitió dar un respiro al tipo de cambio paralelo, lo que generó un contexto más favorable para permitir que la cotización del dólar tarjeta se ubique cerca de los $1.300 hacia fin de año.
Según lo que pudo confirmar Infobae, con la nueva política, el dólar tarjeta, o dólar turista, quedaría en la zona de los $1.300. Esto lo dejaría aproximadamente 200 pesos por encima de los $1.100 que el dólar MEP tocó este jueves. Además, se estima que una parte significativa del consumo en el exterior se hace con dólares adquiridos previamente por los ahorristas en el mercado MEP, en lugar de usar la tarjeta en pesos, lo que permite evitar el impacto sobre las reservas del Banco Central.
A pesar de esta política, algunos analistas advierten que la situación podría cambiar si la demanda de dólares MEP para gastos en el exterior aumentara significativamente. En ese caso, la brecha cambiaria podría volver a presionar al Gobierno, que necesitaría utilizar herramientas como el “dólar blend” para mantener la estabilidad de las cotizaciones paralelas. Un tema pendiente de resolución es cómo reaccionará el Ejecutivo si los dólares financieros (MEP y CCL) vuelven a la zona de los $1.300, lo que podría hacer que sea más atractivo para los turistas gastar directamente en pesos con sus tarjetas.
Preocupación por el déficit de la balanza turística
Uno de los puntos que más preocupa a los economistas es el saldo de la balanza turística, que sigue siendo deficitario. Aunque gran parte del consumo en el exterior se hace con dólares ahorrados, como los adquiridos en el mercado MEP, los consumos de divisas con tarjeta alcanzaron cifras récord en los últimos meses. Según un informe de la consultora Analytica, el déficit en la cuenta cambiaria relacionado con los gastos turísticos fue de USD 593 millones en septiembre y de USD 3.939 millones en lo que va del año. Aunque este déficit se mantiene por debajo del promedio de los últimos años, los economistas advierten que el crecimiento de los consumos con tarjeta podría agravar la situación.
La eliminación del impuesto PAIS sobre el dólar tarjeta podría llevar a que el tipo de cambio turista se ubique en niveles por debajo de los registrados en 2017 y 2018, cuando el déficit por viajes al exterior superó los USD 1.600 millones en esos meses. En este contexto, algunos analistas temen que la caída de los impuestos sobre el consumo en divisas impulse aún más los viajes al exterior y los gastos en dólares, lo que podría aumentar la presión sobre las reservas del Banco Central.
Por su parte, la consultora 1816 estimó que los consumos de argentinos en el exterior, a través de tarjetas de crédito en moneda extranjera, marcaron nuevos récords en octubre, alcanzando los 800 millones de dólares mensuales, la cifra más alta desde 2018. Estos consumos han sido un factor clave en el crecimiento del déficit en la balanza turística y están siendo monitoreados de cerca por el Gobierno. (Con información de Infobae)