El pasado sábado Olimpia vivió la noche que tanto soñó, con el agregado de haberlo hecho en un escenario que no estaba en los planes, pero que sirvió para que una multitud sea parte de semejante momento.
La satisfacción de haber logrado el título de campeón en la Liga Provincia y el ascenso al torneo Federal tuvo años de espera y postergaciones. Sucedió así después de frustrarse varios intentos y de haber quedado tres veces en las mismísimas puertas del éxito. No obstante, esta vez se dio y el CAO disfruta del presente.
<b>Las claves del ascenso</b>
Desde ya, la consagración del elenco paranaense tuvo sus fundamentos y sus razones, y los mismos parten en que, indiscutidamente, <b>Olimpia fue el mejor equipo de la temporada</b>.
El técnico Gustavo Agasse tuvo bajo su mando un plantel con jerarquía y oficio, que a medida que transcurrió el certamen supo ensamblarse muy bien como para terminar siendo un equipo sólido, con variantes y recursos.
Al principio le costó jugar en forma colectiva, pero consiguió ganar a partir de los rendimientos individuales. Y después, con el paso de las fechas, se mostró más firme como estructura. No por nada ganó 23 partidos seguidos, toda una marca para una competencia siempre pareja y muy complicada.
<b>La estructura</b>
Por la conformación de su plantilla, en la previa se sabía que el CAO era candidato y favorito a pelear por la corona. El mantener la estructura de la campaña pasada y sumar jugadores con capacidades en diferentes puestos le sirvió para conformar un elenco con recursos. La llegada de Tomás Silveira, Adrián Polaco Almeida, León Alfonso y Walter Spector fueron un verdadero acierto. Los cuatro se adaptaron rápidamente y, en mayor o menor medida, dieron una mano a sus nuevos compañeros.
<b>22 partidos ganados</b>
Desde las primeras fechas Olimpia se hizo sentir, se mantuvo bien arriba y supo sostenerse. Después, con la seguidilla de triunfos en cadena, se despegó del resto y terminó con el primer puesto a su favor varias fechas antes de concluir la fase Regular. En total, jugó 24 partidos, ganó 22 y solo perdió 2. Una primera fase brillante. Ya en playoffs, dejó en semifinales a Talleres y posteriormente supo quedarse con una final caliente ante Neptunia de Gualeguaychú, elenco que le había dado un fuerte cachetazo tras vencerlo de visitante en la primera final.
<b>Defensa aguerrida</b>
Justamente, en postemporada, el CAO disputó 7 encuentros, triunfó en 5 oportunidades y tropezó 2 veces.
Olimpia fue un equipo peligroso porque supo imponer sus habilidades. Atento a que en ofensiva tenía puntos en diferentes manos, se preocupó en confeccionar una defensa aguerrida. Así, con una custodia fuerte y con variantes para anotar, el conjunto paranaense se transformó en un oponente de temer.
En sí, no le pesó ser candidato, al contrario, utilizó esta definición para auto exigirse e intentar ir por más. La voracidad por ganar y por recorrer el camino del éxito lo llevó a lograr una consagración tan deseada y que quedará en la historia.
<b>En números, la gran campaña</b>
Los registros ratificaron porque Olimpia fue el mejor del campeonato. En total jugó 31 partidos, ganó 27 de ellos y solo perdió en 4 oportunidades.
Los números nacen de una gran Primera Fase. Tras 24 encuentros, obtuvo 22 victorias y solo 2 caídas, mientras que en Playoffs disputó 7 juegos, ganó 5 y perdió 2.
<b>Uno por uno</b>
<b>Nicolás Agasse</b>: Fue líder y referente. Su experiencia y su capacidad como jugador se hizo notar en los momentos más importantes. Fue el guía del campeón. No tuvo un buen rendimiento en las semifinales con Talleres, pero jugó a gran nivel en la final ante Neptunia.
<b>Alan Guanco</b>: Vértigo, intensidad y capacidad goleadora. Guanco fue la punta de la lanza para lastimar al oponente. Anotó de contragolpe, penetración y tiro de tres puntos. Tuvo una gran temporada.
<b>Andrés Horst</b>: No tuvo una temporada brillante, pero está claro que Olimpia no tiene otro jugador como Horst en el plantel. Juega de frente, de espalda, arrastra marca y reversa. La rompió en el quinto partido ante Neptunia.
<b>Adrián Almeida</b>: El jugador más desequilibrante del equipo. Un todo terreno. Su llegada al equipo fue determinante para lograr el título. Fue uno de los goleadores y un pilar esencial.
<b>Baltazar Claudé</b>: Terminó siendo un pivot determinante. Supo adaptarse muy bien a su trabajo. Fue silencioso para transformarse en otra de las claves del campeonato. Jugó una gran serie final. Uno de los altos rendimientos.
<b>Walter Spector</b>: Una incorporación que cotiza en alto. Su personalidad fue decisiva para ser una rueda de auxilio elemental. Jugó de base, de escolta y alero. Siempre trabajó para el equipo y cuando tuvo que vestirse de actor principal lo hizo sin titubear.
<b>Tomás Silveira</b>: Un gran acierto. Se sumó para darle descanso al base titular y terminó siendo un elemento más que interesante. No le tembló el pulso cuando hubo que tomar decisiones.
<b>León Alfonso</b>: Le costó encontrar su lugar en el equipo, pero igual demostró ser un pibe para seguir de cerca y pulir. Para tener en cuenta por su proyección.
<b>Alejandro Bahler</b>: Siempre listo y siempre atento para saltar a la cancha y hacer lo que se necesitaba. No brilló porque le tocó hacer el trabajo sucio. El capitán se ganó el respeto porque, desde el esfuerzo y en silencio, aportó en pos del objetivo.
<b>Nicolás Sánchez</b>: Por la rotación tuvo que mirar los partidos decisivos desde la tribuna. Igual, siempre bien predispuesto para ayudar al equipo. En cancha o fuera de ella, fue un elemento importante.
<b>Un Flaco campeón</b>
Gustavo Agasse no solo es un referente en la historia de Olimpia, también se transformó en un técnico ganador. El Flaco ganó el título que le faltaba en su función de DT.
Había sido campeón invicto del Torneo APB en el 2011, también dio la vuelta olímpica en el Dos Orillas de la edición 2016 y ahora fue el entrenador de Olimpia campeón de la Liga Provincial 2017. Fuente: (El Diario).-