Suli estaba parado en la orilla del mar. Su mirada se perdía en el horizonte, como tratando de descubrir una figura. Era una yate, claro. Pero, ¿era el yate de Lionel Messi? "Sí, es el Seven C que alquiló para pasar las vacaciones junto a su familia", fue la conclusión a la que llegó con su amigo. Entonces se lanzó al agua y comenzó a nadar. El frío no era una preocupación, las temperaturas en esta ciudad y en esta época suelen rondan los 30°. La distancia, sí: la embarcación estaba a un kilómetro de la costa. Pero lo logró. Tomado a la popa, saludó a la Pulga, que no podía creer lo que estaba viendo.
¿Qué sucedió? ¿Llamaron a la policía marítima? ¿Lo hicieron regresar inmediatamente? ¿El custodio lo abordó? Nada de eso. Messi lo hizo subir al yate, le ofreció un jugo y compartieron una breve charla (primer gesto de Leo), en los que el joven, de 24 años, le dijo que lo admiraba y le contó que era hincha de Atlético de Madrid. Así lo narró el propio Suli en diálogo con el diario catalán Mundo Deportivo.
Lo primero que intentó hacer fue tomarse una fotografía con la estrella. Sin embargo, el sobre plástico que cubría el celular había quedado mal cerrado y el agua lo había roto. Messi solucionó el problema (segundo gesto). Le pidió a una de las empleadas que trabajaba en el barco que les tomara la foto con su celular y que luego se la enviara a Suli. "Perdí un teléfono pero gané una foto con Messi", se entusiasmó Suli.
Habían pasado 20 minutos y ya era hora de regresar a la orilla, donde lo esperaba su amigo. Antes, Leo le hizo una oferta casi imposible de rechazar: que una moto de agua lo llevara de vuelta (tercer gesto). Sin embargo, Suli rechazó la oferta. "Como vine, me voy", pensó, y se arrojó al agua nuevamente.
"Tal y como hablaba y se dirigía a mí no parecía que estuviese con un crack mundial. Estuvo muy humilde, muy hospitalario, tanto el como su familia se portaron de maravilla", comentó el joven. Sin dudas, esta será la anécdota de su verano 2016.