El default de Los Grobo sumó un nuevo capítulo a la novela. Este lunes, la justicia de Entre Ríos allanó una de sus plantas de acopio, ubicada en la localidad de Victoria, ante una denuncia por presunta retención indebida de trigo. Más concretamente, según se investiga, Los Grobo debía liquidar el trigo entregado por una empresa agropecuaria y transferir el dinero, cobrando una comisión. Sin embargo, la empresa no devolvió el grano ni confirmó la venta, lo que motivó el allanamiento.
La justicia intervino a partir de una denuncia radicada por la empresa agropecuaria La Capilla, que semanas atrás había denunciado a Los Grobo ante la Unidad Fiscal de Victoria por defraudación, luego de haber entregado 2,4 millones de kilos de trigo y no haber recibido el monto correspondiente por la transacción. La querellante había intimado, mediante carta documento, a la firma fundada por el empresario Gustavo Grobocopatel, a efectuar el pago correspondiente o devolver el cereal.
Secuestraron trigo
Según consta en la denuncia, La Capilla intimó primero a Los Grobo a que en el plazo de 24 horas devolviera la totalidad del cereal entregado. Tiempo después, la empresa, que en diciembre cayó en default, restituyó 358.000 kilogramos de trigo y luego otros 60.000 kilos. El 17 de enero, representantes de La Capilla se presentaron con un escribano público en la planta de Los Grobo y reclamaron el remanente, pero no obtuvieron respuesta, publicó Ámbito.
En este marco, tras el allanamiento, la justicia secuestró poco más de 1,9 millones de toneladas de trigo y documentación relacionada con la operación. La realidad es que actualmente son cientos los productores afectados por el default de Los Grobo y buscan llegar a un acuerdo con la empresa para cobrar por el grano entregado o, en su defecto, que se les devuelva la mercadería.
Lo que sigue
Lo cierto es que el Grupo Los Grobo atraviesa una situación cada vez más compleja. Según el registro actualizado del BCRA, Los Grobo Agropecuario acumula cheques rechazados por falta de fondos por más de $2.400 millones, mientras que su otra firma dedicada a la producción y comercialización de insumos, Agrofina, tiene cheques rechazados por más de $1.700 millones. A esto se suman los pagarés bursátiles por más de u$s10 millones y deudas con bancos que ascienden a casi u$s30 millones.
En este marco, la semana pasada, el Banco Galicia no se quedó de brazos cruzados y exigió el pago inmediato de las sumas adeudadas, marcando su intención de ejecutar las garantías otorgadas en cada uno de los financiamientos con el objetivo de recuperar los montos pendientes.
Un dato clave es que, según información de la compañía, a noviembre de 2024, la deuda total de Agrofina y Los Grobo Agropecuaria, de forma consolidada, ascendía a u$s207 millones (incluyendo capital e intereses devengados). Sin embargo, en los próximos tres meses vencen nada menos que u$s52 millones entre ON, pagarés bursátiles y descuentos de valores. Todo parece indicar que el default del Grupo seguirá creciendo en las próximas semanas.
Interesados y estructura
Frente a este panorama y con los bancos decididos a cobrar, los activos de la empresa están en la mira. Varios rumores circulan por estas horas, señalando que una gran empresa agroindustrial de capitales nacionales está muy interesada en adquirir muchos de esos activos, pero por el momento no hay nada concreto. El paso hoy espera el mercado, es que la firma solicite la apertura de un concurso de acreedores.
De cualquier manera, la estructura de Los Grobo es gigantesca. Su negocio está focalizado en la venta de insumos agrícolas, producción agropecuaria, acopio y comercialización de granos. Actualmente, cuenta con 15 plantas de acondicionamiento de granos con 340.000 toneladas de capacidad física, 6 plantas de procesamiento profesional de semillas, un molino harinero, una planta de producción de fitosanitarios, 37 sucursales, 28 depósitos de agroinsumos y más de 750 colaboradores.
En definitiva, el futuro de Los Grobo se presenta incierto. Con una deuda cada vez más abultada y la presión de los bancos, la empresa deberá tomar decisiones cruciales para evitar un colapso mayor, mientras los productores afectados esperan respuestas que no parecen llegar. (Fuente: Ámbito)