Semanas atrás, Ramón Díaz reconoció que Marcelo Gallardo es el mejor entrenador de la historia de River. El riojano, sin embargo, se sube al ring de los pesos pesados que supieron vestir el buzo de director técnico en ese club.
Uno de los baluartes del equipo de Díaz era Roberto Carlos Monserrat, que vistió la de River entre 1996 y 1998. En una entrevista, el Diablo recordó su paso por River y destrozó a Ramón Díaz: "De él aprendí lo que no se debe hacer en la vida".
"Era un tipo muy malo, que se creía que tenía el caballo del comisario. No hablaba con nadie, ni con Enzo (Francescoli), ni con Astrada, que eran los referentes. Paraba el equipo y nadie le decía nada", explicó.
"Lo que tenía de bueno era que sabía dar en el blanco con los jugadores que contrataba. Creo que el día de hoy cambió al 100%. Ahora es más humilde, se dio cuenta que el equipo lo es todo", amplió.
La gran gesta de aquel equipo se dio en el año 1996. River volvía a ganar la Copa Libertadores con Ramón en el banco de suplentes. El triunfo ante América de Cali le dio el boleto para disputar la Intercontinental. El equipo perdería 1 a 0 con Juventus en Japón.
"Fue un moco del técnico. Con el equipo que tenía, no podés ir a esperar 20 ó 25 minutos al rival. Ese fue el plan de él. Nunca habíamos visto un video de ningún rival y ahí sí. No confió en su equipo. Cambió eso y perdimos. No sentí que ellos fueran superiores, me sentí de igual a igual porque teníamos mucha confianza en lo que hacíamos. Veníamos muy bien", recordó el Diablo.
La salida de River, asegura Monserrat, también fue responsabilidad de Díaz: "A mí me echó Ramón Díaz. Salimos campeones en el 97, hicimos la pretemporada y me desgarré en el último minuto contra Boca en un amistoso en Mar del Plata. Estuve parado casi dos meses. Volví a jugar y rotaba con Marcelo Escudero. A los seis meses me dijo que me tenía que ir. Fue limpiando de a uno o dos jugadores por semana".
Me llamó y me dijo que me buscara club porque no me iba a tener en cuenta. Se me había vencido el contrato y tenía seis meses jugando libre. Salí de bañarme y llamé a mi representante para avisarle. Yo me tendría que haber quedado, era jugador de River todavía y se iban a jugar cuatro torneos. Me tenía mucha fe, creo que si me quedaba esos seis meses en algún momento iba a jugar", explicó.