Javier Ortega Desio tuvo su primera gran actuación con la camiseta de los Pumas hace tres años, en esta misma ciudad y ante el mismo rival de esta tarde. Desde entonces, se ha convertido en una pieza clave en el andamiaje de Daniel Hourcade. Como ala titular, como segunda línea o como jugador de recambio, estuvo en todos los partidos posteriores al Mundial.
A los 27 años, el entrerriano surgido del Club Atlético Estudiantes se destaca por su despliegue, aspecto que será clave en el partido de esta tarde ante Australia, tal como aquella vez que le tocó ingresar en el primer tiempo y contribuyó notablemente a la victoria 17-14 ante los Wallabies, la primera de los argentinos en el Rugby Championship.
Pese a las coincidencias, la actualidad del seleccionado es otra, y paranense lo reconoce con buen juicio. "Hace mucho que estamos en un momento difícil. Es cierto que hemos jugado contra los mejores del mundo, pero el año pasado perdimos partidos que no deberíamos haber perdido contra los europeos y ahora, inconscientemente, la angustia y la frustración están", acepta. "Porque hace mucho que no ganamos, porque es una derrota tras otra y más allá de que todos digan que el resultado no es importante, nosotros nos dedicamos a esto, somos hipercompetitivos, y sí nos importa. Conocemos nuestras limitaciones, sabemos lo que nos pasa, pero también confiamos en que en algún momento vamos a aprender a manejar los partidos como nosotros queremos".
-¿Cómo explicás este retroceso?
-Primero arranca por un tema de recambio. Yo viví el Mundial 2015, donde había integrantes que eran referentes del equipo a los que se les tenía muchísimo respeto, porque eran jugadores de enorme jerarquía. Hoy en día somos todos jugadores que arrancamos juntos aquel proceso en el que queríamos jugar en los Pumas, y lo logramos. El camino fue nuestra experiencia. Parte tiene que ver con eso. No digo que no haya referentes, pero estamos en proceso de aprendizaje.
-¿Qué tan importante es conseguir una victoria ante Australia en el cierre del Championship?
-Es muy importante ganar, pero también es importante hacer las cosas bien. No cometer los mismos errores, no pisar siempre la misma piedra. Somos un equipo ciclotímico. Jugamos un tiempo bárbaro y después nos caemos 20 minutos y se nos va el partido. Constantemente es así. Es un subibaja y no podemos ser constantes. La fórmula no la tengo. Es una cuestión de concentración, de roles dentro de la cancha. Las ganas ni las menciono porque las tenemos todos. Dejamos de hacer millones de cosas por jugar al rugby profesional. Dejamos de lado familia, amigos, la casa. Pero hay que hacer que valga la pena. Porque muchas veces me cuestiono qué hago acá. Uno labura y labura, pero las cosas no se van dando.
-¿Es algo que te preguntás mucho?
-Sí, obvio. En mi caso particular, estoy en una etapa de mi vida donde estoy tratando de formar una familia. Son muchos días, muchos viajes, muchas horas de entrenamiento. Son meses fuera de tu casa. Uno se lo cuestiona. Después está el amor por este deporte, el fanatismo por lo que uno hace. En la balanza sigue pesando. El día que no pese me dedicaré a otra cosa.
-¿Se hace más difícil por convivir con el mismo grupo todo el año?
-Tiene sus pros y sus contras. Muchos se preguntan por qué antes era distinto. Por qué antes los Pumas jugaban en Europa y cuando se juntaban jugaban bien. El irse afuera es muy difícil porque es un desarraigo completo, y yo creo que volver a los Pumas era como volver a su casa. Hoy en día estamos todos juntos, viajamos mucho, compartimos demasiado tiempo. Yo no sé si a la larga eso te juega a favor o en contra. Todos nos llevamos muy bien, tenemos una excelente relación, no hay peleas, no hay malestar entre los jugadores, pero el sacrificio que hacemos es enorme y muy cansador. Creo que a la larga te resta. Es una experiencia nueva que estamos viviendo todos. Será cuestión de encontrarle la vuelta.
-El hecho de que estar en Jaguares prácticamente te garantice jugar en los Pumas, ¿hace que haya cierta relajación?
-Está dentro de lo bueno y lo malo que tiene el tema de la franquicia. Lo que pasa es que no podemos hacer un equipo competitivo si no estamos todos. Pero este año en los Jaguares no jugué nada [tres partidos desde el banco] y hay muchos jugadores que fueron titulares en los Jaguares y cuando llegó junio, no jugaron. ¿Se merecían jugar? Sí. Entonces yo creo que sí hubo premios y castigos. Yo lo tomo como un premio. El privilegio de entrar en la cancha todos los fines de semana no lo tiene cualquiera.
-¿Sienten que Australia es un equipo al que se le puede ganar?
-Para mí, hoy le podemos ganar a cualquier equipo. Lo hemos demostrado con acciones y con juego. A Australia le podemos ganar, como a cualquier equipo. Obviamente siguiendo el libreto a rajatabla y que contemplemos todo. Creo que el equipo tiene que dar un paso adelante. Los jugadores están, el potencial está. Tenemos nuestros defectos y nuestras virtudes, pero cuando aprendamos como equipo a manejar los tiempos, que cuando haya que patear pateemos, que cuando haya que atacar ataquemos, que cuando haya que marcar marquemos, ahí va a cambiar todo.
-¿Cuánto se juegan en este partido?
-No hay que tener presión porque no nos jugamos nada. Perder, ya perdimos todos los partidos. Ganar viene bien siempre, pero no está en nuestra cabeza si ganar es bueno o es malo. Todos tenemos desesperación por crecer como equipo. Que el equipo funcione y responda según las necesidades que quiera el equipo. Hay veces que podés jugar un partido extraordinario y lo podés perder, pero por lo menos te vas lleno, con la sensación de decir "yo di todo y el rival tuvo su mérito". Muchas veces nos pasa que no salimos completamente llenos, porque decimos 'yo sabía que esto no era así'.
Fuente www.canchallena.com.ar