A lo largo de sus 132 años de vida, pocas veces los fanáticos del Leicester se deleitaron tanto con el estilo del equipo. En la cima de la Premier League, un título que jamás pudieron conseguir, afrontaban la actividad de la Jornada 27 con la esperanza de volver a la senda del triunfo para consolidarse en lo más alto e ilusionarse de verdad con hacer realidad el sueño. Norwich era su rival a vencer.
Y aunque les costó más de la cuenta imponer su superioridad sobre uno de los rivales más débiles del certamen que merodea por el fondo de la tabla, de forma agónica llegó el desahogo. Faltaban apenas dos minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario cuando apareció solo el argentino Ulloa por el segundo palo para tan sólo tener que empujar el balón al fondo de la red y hacer delirar a los suyos.