Cuatro años debieron esperar los australianos para volver a ver de cerca a Juan Martín del Potro . Por una cosa o por la otra, el tandilense no actuaba en el primer Grand Slam del año desde 2014. Y en su debut superó con paciencia, oficio y seguridad al estadounidense Frances Tiafoe (81°) por 6-3, 6-4 y 6-3, en 2h14m. Del Potro, que esta semana regresó al top 10 luego de tres temporadas y media, en la segunda rueda del Abierto de Australia se enfrentará con el ruso Karen Kachanov (venció 7-6 [7-3], 7-6 [7-2] y 6-4 al canadiense Peter Polansky), a quien superó hace pocos días en los cuartos de final de Auckland.
El partido no comenzó como Del Potro hubiera esperado. El umpire (el australiano John Blom) le aplicó un warning por haber demorado el saque inicial. Más allá de ese detalle inesperado, el argentino no se desenfocó. Al contrario. El set fue jugado con gran precisión y una velocidad infernal: ante cada latigazo de Del Potro, el norteamericano respondió todavía más fuerte. El público, agradecido. Peligroso y con el brazo muy suelto, Tiafoe contó con un break-point en el tercer game, pero el tandilense lo salvó con un poderoso saque abierto.
Poco a poco y con oficio, Del Potro se fue acomodando mejor, quebró el saque del rival en el sexto game (4-2) después de armar el punto pacientemente y sabiendo cuándo acelerar. Crispó el puño, observó hacia el rincón donde estaban su entrenador Sebastián Prieto y su kinesiólogo Diego Rodríguez. Tiafoe, ágil y con mucha pimienta, llegó a sacar a más de 215 km/h. Pero Del Potro, con tantas batallas encima, supo cómo apagar tanto fuego y, a los 35 minutos de juego, cerró el primer set por 6-3.
No podría haberse iniciado mejor el segundo parcial para el argentino, ya que le rompió el saque a Tiafoe (el próximo sábado cumplirá 20 años). La exigencia siguió siendo altísima. Hubo peloteos quirúrgicos y veloces, muchos de ellos en la red. Pero a medida que el set fue avanzando, Del Potro siguió dominando y ello le empezó a sacar confianza y coordinación al estadounidense. El hincha de Boca hizo un culto a la paciencia, jugó con la desesperación de su joven rival y se quedó con el segundo set: 6-4.
El último set se cocinó con los mismos condimentos. Un poco de inteligencia y potencia de Del Potro, con otro poco de ansiedad e ingenuidad de Tiafoe. El argentino quebró en el quinto game y se encaminó para la victoria, que terminó cerrando 6-3. Catorce aces, 84% de puntos ganados con el primer servicio y 40 winners fueron algunas de las valiosas estadísticas que consiguió el argentino.
El Abierto de Australia es el único Grand Slam que Del Potro no pudo alcanzar, como mínimo, las semifinales. Su mejor registro es haber llegado a los cuartos de final en dos oportunidades y en ambas perdió con Roger Federer. En 2009, el suizo era 2° del circuito y se impuso por 6-3, 6-0 y 6-0, en apenas 1h20m (el tandilense era 6°). Y en 2012, el argentino era 11° del ranking y Federer (por entonces, 3°) volvió a superarlo, pero por 6-4, 6-3 y 6-2, en 1h59m.
Pero más allá de las estadísticas, el Melbourne Park no es para Del Potro un sitio que le genere buenos recuerdos. En 2007, el año de su debut en el primer grande del año, perdió en la segunda rueda con Fernando González por 7-6 (9-7), 4-6, 6-7 (3-7), 6-4, 4-0 y retiro. Del Potro, por entonces entrenado por Eduardo Infantino, abandonó en el quinto set por calambres en el hombro y la pierna izquierda. Una temporada después, en 2008, el panorama tampoco fue alentador, ya que Del Potro abandonó en la segunda rueda cuando perdía 6-3 y 6-4 ante David Ferrer, al padecer una fisura de vértebra lumbar.
En 2010, después del mágico 2009 en el que ganó el Abierto de los Estados Unidos, viajó a Melbourne y perdió en la cuarta rueda con Marin Cilic. Allí empezó la pesadilla por la lesión en la muñeca derecha, que terminaría en una cirugía.
En 2011, después de un período largo de inactividad por la operación, regresó a Australia y perdió en la segunda ronda con Marcos Baghdatis (22) por 6-1, 6-3, 4-6 y 6-3. Del Potro había perdido muchas posiciones y era 236° del tour. En 2013 se despidió con una gran frustración: en la 3ª rueda frente a Jeremy Chardy por 6-3, 6-3, 6-7 (3-7), 3-6 y 6-3; el tandilense era 7° del tour y el francés, 36°. El último capítulo fue en 2014: perdió con Roberto Bautista Agut en cinco sets. El número 3 del mundo estaba cerca, pero la muñeca izquierda ya le causaba dolores de cabeza y al poc tiempo se operaría por primera vez.
Del Potro ya sabe lo que es sufrir. Ahora quiere el desquite en Oceanía. Oficio, salud, potencia y nivel le sobran.