Alguna vez un dotado escritor señaló que algunos volantes centrales cuentan con el manual de cómo se debe jugar en esa posición neuráligca para un equipo. Si esa imaginaria idea se debiera plasmar, el Lobo Ledesma seguramente sería uno de esos pocos jugadores que andan con un libro bajo el brazo siguiendo al pie de la letra las obligaciones y beneficios del puesto.
Con 37 años, uno de los mediocampistas centrales más aplicado que dio nuestras tierras en el último tiempo decidió ponerle punto final a su carrera luego de un extenso tiempo que se tomó para pensar los pasos a seguir.
Capitán del River campeón y líder de un Argentinos Juniors en crisis, supo ponerle el pecho a la dualidad de las situaciones a lo largo de su carrera con altura. Sin dudas, el Millonario y el Bicho serán eternamente sus casas.
En Núñez levantó seis coronas, marcando un único gol en más de 150 presentaciones. En La Paternal, sitio del que surgió, estuvo cerca de igualar la misma cantidad de partidos que en River y fue clave en el sufrido regreso a Primera en 2014 y puso la cara en la pérdida de la categoría de este semestre.
También fue campeón con San Lorenzo y Hamburgo de Alemania, más allá de que vistió las camisetas de Colón de Santa Fe, Racing, Monterrey (México) y Olympiacos (Grecia). Además, contó con un breve paso por la Selección.