El jugador argentino Gustavo Fernández se proclamó por segunda vez campeón del Abierto de Australia de tenis adaptado después de que se impusiera a uno de sus máximos rivales, el sueco Stefan Olsson, por 7-5 y 6-3.
"Estoy muy orgulloso de cómo encaré esta semana, ya que en los últimos grandes torneos se me había negado como consecuencia de no saber llevar las emociones. Necesitaba que se me dé", explicó un eufórico Fernández, quien cuenta también con los títulos del Abierto de Australia en 2017 y de Roland Garros en 2016, pero venía de perder cuatro finales en torneos grandes seguidas.
El tenista cordobés admitió que su rival, con quien se había enfrentado veinte veces anteriormente, "es un jugador muy duro" que le suele castigar con el revés cortado sobre la zona de su derecha.
"Él se motiva especialmente jugando conmigo pero está bueno porque nos hace tener una rivalidad muy linda", agregó Fernández, quien es hermano del jugador internacional argentino de baloncesto Juan Manuel Fernández.
Gustavo criticó que no haya podido traer a la gira australiana a su fisioterapeuta por razones económicas y confió en que se pueda mejorar este aspecto en los próximos años.
"No sé cuanto he ganado si te soy sincero, sé que han aumentado los premios. Este año, como he sido campeón, no ha pasado como en 2014 que perdí mucho más de lo que gané. Si no ganas el torneo gastas más de lo que ingresas", agregó en este sentido.
Por último, admitió que se acordó de él mismo tras sentenciar el punto de partido a su favor como consecuencia de todo el sufrimiento acumulado en las últimas finales de Wimbledon y Roland Garros.
"Esta semana he tenido de referencia esas dos finales que perdí para no volver a cometer los mismos errores. Creo que esta victoria me ayudará en el futuro", concluyó.