<b>Fuente</b>: <i>La Nación</i>
El que más partidos jugó en la Liga Nacional . También el que más títulos ganó. "El más grande", acotó Domingo Robles, el presidente de Peñarol , que lo quería en cancha por cuatro o cinco años más. Pero Leo Gutiérrez , próximo a cumplir 39, decidió en familia que es hora de hacer sonar la chicharra que marcará el final de su gloriosa carrera en el básquetbol. Será en tres semanas, con cuatro partidos oficiales por delante y el último, el 14 de mayo, con un marco a medida para su despedida: un clásico con Quilmes, aquí y por los puntos.
Con su esposa e hijos en primera fila, lágrimas siempre al acoso y un nudo en la garganta que lo traicionó en cada escala de la extensa lista de agradecimientos que llevó apuntadas, el jugador más ganador de la historia del básquetbol argentino confirmó que es el momento de decir adiós. "Llegué hasta acá dejando todo", dijo en conferencia de prensa el multicampeón -diez títulos con Peñarol-, pero también cosechador de anillos con la mayoría de los equipos con los que jugó y una de las figuras emblemáticas de la Generación Dorada que sumó el título olímpico en 2004 y dejó a la camiseta nacional en la elite mundial.
La gloriosa trayectoria tendrá una despedida a medida. En Mar del Plata, la ciudad que eligió para criar a sus hijos, radicarse y -con la única duda del cargo- continuar su futuro desde algún rincón del club Peñarol, el próximo 29 de mayo vivirá su merecida fiesta con jugadores invitados, de los que todavía están en competencia y los que marcaron historia. En la lista dan por confirmados a celebridades que hoy están en el exterior; entre ellos, Andrés "Chapu" Nocioni. Y ex compañeros con los que compartió momentos en sus 22 años como profesional. Ya se anotaron Héctor "Pichi" Campana y Marcelo Milanesio, entre casi cincuenta figuras confirmadas para el juego que se vivirá en el Polideportivo Islas Malvinas.
El pibe que a los 6 años, alentado por la familia Mantegari, hizo sus primeros driblings en San Martín, de Marcos Juárez, trascendió el juego y se convirtió en un verdadero símbolo casi sin salir del país. El ojo clínico de Julio Lamas lo llevó a los 15 años a Olimpia y, desde allí, con el mismo sacrificio que demuestra hoy en cada entrenamiento, y a semanas del retiro, logró consolidarse. Otro entrenador depositó en él gran confianza: Horacio Seguí.
Emocionado en cada escala, decidido a no dejar a nadie perdido en el camino, Leo Gutiérrez celebró anoche cada momento de su fenomenal carrera, con más de 1100 partidos en Liga Nacional y 10 títulos. "Atenas me abrió las puertas a la selección y me hizo parte de la historia", dijo de un período signado por las celebraciones y los títulos. "Pichi (Campana) y Marcelo (Milanesio) me enseñaron eso de ir a ganar siempre", rescató.
Obras Sanitarias, Ben Hur y Boca, todos hitos a los que les atribuyó particulares valores, fueron el prólogo de esta relación fenomenal que entabló con Peñarol, su lugar en el mundo desde hace más de ocho años. Aunque el propio Robles admite que tenía otros cuatro plenos de gestos de seducción para que eche raíces en estas playas.
Y vaya si lo logró esta institución que hizo de las vueltas olímpicas algo repetido. Un video que precedió a la presentación de Gutiérrez recordaba el momento en el que, con el trofeo de Liga Nacional en manos, no se conformaba y avisaba a la hinchada que conformarse con el bicampeonato no cabía en sus planes. "Vamos por más", arengó, y el tercer título consecutivo se hizo realidad por primera vez en la historia del nuevo básquetbol argentino. "Nunca voy a terminar de agradecer a mi hinchada y a esta gente", dijo desde el campo de juego del gimnasio del club Peñarol, ayer con tribunas repletas de fanáticos que lo vivaron como cada noche de juego. "Que de la mano, de Leo Gutiérrez, todos la vuelta vamos a dar", cantaron.
El técnico Sergio Hernández, que lo acompañó en varios de los logros en Mar del Plata y el seleccionado nacional, lo abrazó fuerte. "Es un verdadero fenómeno, es la historia del básquet argentino y la Liga Nacional", lo definió. El valor humano y deportivo de Gutiérrez es rescatado a cada instante. El más ganador de la Liga Nacional tuvo elogios interminables para sus 16 años en el equipo argentino, con medalla de oro en Atenas y bronce en Beijing. "Jugué con una camada de ganadores que dejó los egos de lado y por eso estuvo a tope de todo lo que se jugó", describió. Con la misma humildad ayer agradeció a sus actuales compañeros de Peñarol y los arengó a brindarse al máximo en estos cuatro partidos que quedan por delante. "Hay que dar lo mejor", reclamó. Lo dice un ganador. Y habrá que hacerle caso.