El defensor, que fue ovacionado por toda la hinchada de Inter de Porto Alegre, se abrazó con el Cabezón y también fue saludado por Lucas Alario, quien estaba presente en el encuentro.
"Es la mejor sensación del mundo ésta, poder estar en el campo de juego. Dios me dio una segunda chance de poder vivir", dijo Ruschel después de un simbólico puntapié inicial, aunque no pateó la pelota. "Estoy feliz por eso, necesito ahora ser fuerte para lo que viene", agregó.
Todo lo recaudado en este partido que siempre organiza D'Alessandro a fin de año es para los familiares de las víctimas del accidente, jugadores, periodistas y dirigentes.