Paraná Endulzando los corazones hace 43 años

Tradicional panadería de Paraná cumplió años y lo celebró con los clientes

La panadería La Espiga de Oro, en la que ya trabaja la tercera generación de la familia, celebró con sus clientes el cumpleaños número 43. “Es un legado y sentimos orgullo por los que hace tantos años nos eligen”, dijo la dueña a Elonce.
La tradicional panadería “La Espiga de Oro” cumplió 43 años desde su fundación y decidió festejarlo con los clientes: en horas de la mañana, en la esquina de Laprida y Córdoba, regalaron café y exquisiteces a todos los que pasaban por el local.
Su dueño, Rubén Borgetto, en diálogo con Elonce contó sobre los orígenes del negocio y el orgullo que ya la tercera generación de la familia trabaje en La Espiga de Oro.

“Comenzaron con una panadería en Cerrito y por diversas cuestiones, un 1º de Julio pero desde hace 43 años abrimos el local en la esquina de Laprida y Córdoba. En un primer momento solo hacíamos pan y bizcochos, pero con los años comenzamos a sumar otras cosas de panificación hasta llegar a todo lo que tenemos hoy que son tortas, postres y demás”, recordó el dueño.
“En aquel momento se vendían muchísimos especiales, pan y tortas negras”, expresó Borgetto al sostener que a 43 años de la fundación de su panadería solo “agradecemos a los que nos acompañan siempre”.

Al ser consultado por el negocio, afirmó que es “muy sacrificado. Se comienza a trabajar a las 4 am y hay que andar todo el tiempo. Estamos agradecidos con los empleados que tenemos, queremos que sigan creyendo en nosotros y crezcan. Sueño con que alguien de la familia continúe con el negocio, los incentivamos mucho y queremos verlos acá”.
A su turno, la esposa de Rubén, Liliana, también “les agradeció que mucho a todos los que nos eligen desde hace tantos años. Es un orgullo que una persona venga desde hace 30 años”.

En tanto, Vanesa, la segunda generación de dueños de la panadería contó que “es muy lindo seguir con esto, tiene una gran carga emotiva. Mis padres trabajan con mucho sacrificio y para mí es un orgullo que ellos crean en mí y todos sigamos con esta tradición”.
“El esfuerzo y el compromiso es muy importante para poder seguir. Muchas veces hay altibajos en el rubro, pero lo importante siempre es continuar apostando, capacitarse y agradecer a cada cliente”, afirmó Vanesa.

Por su parte, Federico, el nieto de los dueños, contó que “me crie en esta panadería, La Espiga es parte de mi vida y un sentimiento, siempre me gustó mucho y lo tengo en el corazón”.

Mis abuelos años una inspiración y siento un orgullo muy grande por mi familia

“Les agradezco todo lo que han hecho y también a los empleados, que son el 50 por ciento de todo lo logrado”, dijo el nieto al sostener que “es un orgullo”.
En tanto, una clienta, Susana contó: “Vengo todos los días desde hace 30 años. Me gusta mucho el pan y los bizcochos que venden. Además, para ocasiones especiales como los cumpleaños compro acá. La Espiga de Oro es como una amiga de la familia que da las cosas dulces”.
Susana relató que la panadería está en cada momento de su vida: “Cuando nos juntamos en la pileta, las facturas, el pan para las hamburguesas y otras cosas son rodas las de La Espiga”.
“Deseo que sigan como son y nos sigan endulzando. Además, que nos salvan para todas las que no saben las cosas”, expresó.

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