Miles de griegos coparon la céntrica plaza de Atenas para celebrar la victoria del "no" en el referéndum, que preguntó a los ciudadanos de ese país si aceptaban un acuerdo con los acreedores internacionales que exigía más ajuste a cambio de ayuda financiera.
La plaza, situada frente al Parlamento griego, se llenó de ciudadanos y de banderas griegas, y volvió a convertirse en un emblema de la democracia tan pronto se conocieron los primeros resultados oficiales de la consulta.
En un ambiente de alegría y armados de orgullo, los griegos bailaban, cantaban y aclamaban al primer ministro heleno, Alexis Tsipras.
En una arriesgada decisión que puso en juego la continuidad de su gobierno, el primer ministro de izquierda de Grecia había llamado a sus compatriotas a decidir si apoyaban o no un acuerdo que él rechazo por considerarlo "humillante" para el país.
El pueblo griego, de forma claramente mayoritaria, dijo "no" al acuerdo propuesto por los acreedores, dando un fuerte respaldo a Tsipras, quien ahora se dispone a retomar de inmediato las negociaciones en busca de mejores condiciones, la prioritaria, una quita del 30% de la deuda.
En esta jornada unos 11 millones de ciudadanos estaban llamados a decidir si estaban a favor o no de los recortes sociales planteados por sus acreedores, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE). El ministro de interior de Grecia, Nikos Vutsis, detalló que el referendo sirvió para demostrar la actitud democrática de esa nación y destacó la participación de un 50 por ciento del electorado.