La vida de Sergio Agüero dio un vuelco total aquel 30 de octubre del 2021. Ese día jugó su último partido como futbolista profesional, ya que en un episodio que alarmó a todo el Camp Nou, el Kun debió dejar la cancha debido a lo que después se confirmaría como una arritmia cardíaca que lo obligó a dejar el deporte de alto rendimiento. Ahora, meses después, se explayó y dio detalles desconocidos sobre lo sucedido.
"Empecé a sentirme mal en la pretemporada, con síntomas raros, pero pensé que eran los entrenamientos, el calor... Después me lesioné y estuve un mes parado, pero aun así me sentía incómodo", comenzó a relatar el argentino en diálogo con Pablo Motos de El Hormiguero de Antena 3.
"Después ya empecé a entrenar con el equipo y en los entrenamientos me ahogaba bastante, hasta que un día que estaba el médico cerca le dije que me sentía mal, entonces me mareé un poco y empezó la arritmia. El médico me hizo un chequeo y salió todo bien, pero a la semana siguiente me volvió a pasar en el estadio", continuó el ex Manchester City sobre sus últimas semanas como jugador del Barcelona.
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El minuto 37 de aquel duelo ante el Alavés será inolvidable para todos, el Kun saltó a cabecear, luego se tomó el cuello y finalmente se tiró al césped. "Me empecé a sentir mal y le quise gritar al árbitro para que parase el partido, pero no me salía la voz. Ahí empecé marearme, así que agarré la mano de un defensa y le pedí que parara el partido. Después se me pasó el mareo y empezó la arritmia. Cuando paró, me llevaron al hospital y estuve tres días ingresado", recordó.
Entonces el periodista español le preguntó como se siente una arritmia y él contó que su corazón latía extremadamente rápido y que esos segundos parecen varios minutos. Además reconoció que ese día, en la cancha del Barcelona, el miedo se apoderó de él ante esa situación cardíaca: "Estoy por morirme, la concha de la madre, pensé que me iba para arriba".
Tras varios días internado y una gran cantidad de estudios médicos, el Kun tuvo que afrontar el momento más difícil: "El médico me dijo que podría jugar pero que me podría pasar de nuevo y podría ser peor". Contó que lo pensó mucho pero que finalmente dijo 'Ya está, tengo 33 años, un hijo y una vida por delante'.
Reconoció que le quedó como una 'espina' de no haber podido 'darlo todo' por el Barcelona, aunque destacó que su último gol fue nada más y nada menos que al Real Madrid en el clásico, y que cuando se retiró dejó de ver fútbol por cuatro o cinco meses. "Ahora, cada vez que veo un partido, pienso lo que haría yo en ese momento, como si estuviese jugando", concluyó.