Edinson Cavani llegaba al partido contra Chile en un momento muy delicado. El accidente automovilístico que protagonizó su padre en Uruguay y que provocó la muerte de un ciclista, afectó sensiblemente el estado anímico del delantero del PSG. Es más, se dudó de su presencia en el partido de cuartos de final aunque finalmente, tras una reunión con el Maestro Tabárez y los referentes del equipo, decidió salir a la cancha.
Pero se notó que no estaba bien. En el primer tiempo recibió una amarilla por protestarle al asistente número dos. Cavani se enojó por la infracción inexistente que el árbitro brasileño Sandro Ricci (de muy mal arbitraje) le cobró contra Arturo Vidal.
Y en la segunda parte volvió a reaccionar. Esta vez por la provocación desleal de Gonzalo Jara, que le metió un dedo en la cola. El uruguayo le dio un leve manotazo y vio la segunda amarilla.
Desde ese momento el partido se volvió aún más caliente. Y el gol de Chile terminó de descontrolar a Uruguay que se quedó con nueve por la expulsión Jorge Fucile.