Un grito de desahogo que recorrió el país. Un alarido que estalló en el estadio de Gimnasia y Esgrima y recorrió el planeta. El director técnico Guillermo Barros Schelotto, a punto de quebrarse, lanza un insulto al aire ante de abrazarse con el doctor Pablo Ortega Gallo, mientras que en el campo de juego los jugadores ya ensayaban la celebración con gorros y paraguas azules y amarillos. Boca, el campeón de la Superliga, el bicampeón del fútbol argentino, desató con el empate 2-2 frente al Lobo el nudo que lo venía apretando durante el segundo semestre y sumó su estrella 67 para su rica historia.
"Se hizo difícil en el final, pero fuimos justos ganadores. Siempre tenés que ganar, pero el miércoles tenemos un nuevo desafío", comentó el mellizo Guillermo, que durante los minutos finales del encuentro era puro nerviosismo. En un estadio que le es familiar, porque ahí inició su carrera como futbolista, su equipo coronó una campaña no sin turbulencias en el desenlace del campeonato.
Un emblema del recorrido fue Pablo Pérez, futbolista que definió con un remate cruzado un pase de ramón Wanchope Ábila y para abrir el marcador. El volante, que tuvo algún contrapunto con los hinchas, a los que más tarde les pidió perdón, analizó la campaña: "Se puso lindo el partido, ellos empujaron, pero tuvimos actitud. No tuvimos juego, pero sí mucha actitud. En el segundo semestre, la doble competencia, el cansancio, las lesiones nos fueron quitando fuerza, pero se consiguió el objetivo y un bicampeonato, que es muy importante. Ahora nos falta lograr la clasificación en la Copa Libertadores", resaltó el rosarino.
Un grito de desahogo que recorrió el país. Un alarido que estalló en el estadio de Gimnasia y Esgrima y recorrió el planeta. El director técnico Guillermo Barros Schelotto, a punto de quebrarse, lanza un insulto al aire ante de abrazarse con el doctor Pablo Ortega Gallo, mientras que en el campo de juego los jugadores ya ensayaban la celebración con gorros y paraguas azules y amarillos. Boca, el campeón de la Superliga, el bicampeón del fútbol argentino, desató con el empate 2-2 frente al Lobo el nudo que lo venía apretando durante el segundo semestre y sumó su estrella 67 para su rica historia.
"Se hizo difícil en el final, pero fuimos justos ganadores. Siempre tenés que ganar, pero el miércoles tenemos un nuevo desafío", comentó el mellizo Guillermo, que durante los minutos finales del encuentro era puro nerviosismo. En un estadio que le es familiar, porque ahí inició su carrera como futbolista, su equipo coronó una campaña no sin turbulencias en el desenlace del campeonato.
Un emblema del recorrido fue Pablo Pérez, futbolista que definió con un remate cruzado un pase de ramón Wanchope Ábila y para abrir el marcador. El volante, que tuvo algún contrapunto con los hinchas, a los que más tarde les pidió perdón, analizó la campaña: "Se puso lindo el partido, ellos empujaron, pero tuvimos actitud. No tuvimos juego, pero sí mucha actitud. En el segundo semestre, la doble competencia, el cansancio, las lesiones nos fueron quitando fuerza, pero se consiguió el objetivo y un bicampeonato, que es muy importante. Ahora nos falta lograr la clasificación en la Copa Libertadores", resaltó el rosarino.