Jorge Almirón vivió sus últimas horas como DT de Boca. Más allá que la renuncia fue comunicada en forma oficial por Boca a última hora del domingo, el entrenador arribó este lunes al predio del club en la localidad bonaerense de Ezeiza para despedirse del plantel y retirar sus pertenencias luego de la "decisión personal" que derivó de la derrota en la final de la Copa Libertadores ante Fluminense en el Maracaná de Río de Janeiro.
Es cierto que ya hubo una charla en ese mismo lugar el domingo, donde el que habló con los futbolistas fue el vicepresidente Juan Román Riquelme, quien luego no pudo convencer a Almirón de continuar hasta final de la temporada y tratar de conseguir la clasificación a la Copa Libertadores 2024.
La desgastada relación con el plantel provocó la renuncia indeclinable del ex Lanús, San Lorenzo e Independiente, que terminó con tres días a puro vértigo en los que pasó del "mejor momento" de su vida a la salida del 'Xeneize'.
La práctica, primera después del 1-2 en el tiempo suplementario que privó a Boca de alcanzar la séptima Libertadores de su historia, será conducida a partir de las 15:30 por Mariano Herrón, que surge como opción de mantenerse hasta fin de año, teniendo en cuenta los pocos partidos que restarían, entre ellos la semifinal de la Copa Argentina ante Estudiantes de La Plata.
Almirón debutó en Boca el 3 de abril de este año frente a San Lorenzo, tras la negativa de Gerardo Martino que eligió un destino más tranquilo como el Inter Miami de la MLS donde juega Lionel Messi.
Básicamente, la campaña del DT en el Xeneize fue sostenida por las manos de Chiquito Romero y sus penales atajados en las series de penales. Con un juego que nunca lució, la campaña en el campeonato local fue pobrísima: de los últimos 20 partidos, el Boca de Almirón apenas ganó tres. Pero claro, cada fase que el equipo pasaba en la Copa Libertadores era una bocanada de aire para el ex Lanús, San Lorenzo e Independiente.
En total, dirigió al Xeneize en 43 encuentro, ganó 17, empató 13 y perdió 13. Pero Boca llegó a la final de la Libertadores sin ganar un solo partido en playoffs. Y esa situación no cambió en el Maracaná con la caída 2-1 frente al Fluminense.