Jonas Eriksson ama el arbitraje. Y no lo hace como un trabajo porque claramente no necesita la plata: es millonario. El sueco de 41 años tiene un patrimonio declarado de 10 millones de euros y sigue con el pito en la boca solo por hobby o realización personal.
Bueno, el platudo de Eriksson será el árbitro del partido entreRiver y Sanfrecce Hiroshima por la semifinal del Mundial de Clubes de Japón (miércoles 7.30 en Osaka).
El sueco es árbitro FIFA desde 2002: dirigió en la Eurocopa 2012, el Mundial 2014 y dos semifinales de Champions League.
¿Cómo hizo tanta plata? En 2005 compró el 15% de los derechos globales de la empresa de derechos deportivos IEC in Sports.