Cuando Rodolfo Arruabarrena miró del otro lado de la orilla y vio la fisonomía de Gustavo Alfaro seguramente quedó intranquilo. Sabe que el técnico de Tigre es un viejo zorro que conoce los detalles del fútbol argentino y tiene un extremo máster en cómo aprovechar las situaciones adversas. El Matador será el escollo con el que se topará Boca para intentar gritar campeón a nivel local nuevamente tras cuatro años y Lechuga sueña con impedir esa situación.
"¡Qué problema si tenemos que salir y nosotros ganamos! Vamos a estar hasta las 3 de la mañana para salir del estadio. Ojalá juguemos un buen partido y le demos un dolor de cabeza", contó con una sonrisa en su rostro el hombre que aún mantiene las esperanzas de clasificar a la Copa Libertadores.
Ya ingresando en el contexto de lo que será la definición del campeonato el fin de semana que sucederá al que albergarán las elecciones, el DT se mostró molesto por los horarios: "Lo más justo hubiese sido que los tres jueguen a la misma hora. Pero esto lo arma la televisión y calculo que es por una cuestión de rating".
Si bien reconoció la superioridad del rival en los papeles, dejó un aviso con cierto tono de picardía: "El fútbol es el único deporte donde el superior no siempre gana. A veces las eventualidades, la eficacia que un equipo tenga, el apresuramiento, las imprecisiones y las ansiedades juegan".
Por último, y mostrando su costado más estudioso, explicó cuáles son las fisuras que intentará aprovechar del Xeneize para arrebatarle la ilusión de consagrarse ante su público. "Cuando le cruzan la pelota con velocidad u obligas a los centrales a salir a los costados, es cuando lo obligas a retroceder y Boca muestra algunas de las grietas que puede tener", especificó.