El 21 de mayo de 2018, el cura Justo José Ilarraz fue condenado por la Sala Segunda de la Cámara Primera en lo Criminal de Paraná a la pena de 25 años de prisión por considerarlo responsable del delito de promoción a la corrupción de menores agravada por ser encargado de la educación, en cinco hechos, y del delito de abuso deshonesto agravado por ser encargado de la educación.
Se lo acusó de haber corrompido a siete varones de entre 12 y 14 años entre los años 1985 y 1993, mientras fue guía espiritual de los chicos que ingresaban al Seminario “Nuestra Señora del Cenáculo” de Paraná con vocación religiosa.
La investigación judicial llevó casi seis años y hubo que decidir si la causa estaba prescripta. La decisión del alto tribunal entrerriano avaló a las víctimas y rechazó la prescripción, sentando así jurisprudencia para otros casos.
Expulsión
Este miércoles, el Obispado de la Santísima Concepción de Tucumán informó que, tras un proceso administrativo penal contra el sacerdote José Justo Ilarraz, incardinado en esta diócesis, se determinó su expulsión del estado clerical.
El proceso judicial, llevado a cabo por el Tribunal Interdiocesano Bonaerense, investigó los delitos cometidos por el sacerdote en contra del sexto mandamiento con menores de edad, conforme al derecho canónico, bajo el marco de “Sacramentorum sanctitatis tutela”.
Tras la apelación presentada por el acusado ante el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, este organismo resolvió, en base al artículo 21 §1, 2º de SST, elevar el caso al Santo Padre, quien dispuso la expulsión definitiva de Ilarraz del estado clerical.
La Diócesis de Concepción reafirmó su “compromiso con la búsqueda de la verdad y la justicia, condenando todo tipo de abuso y reiterando su apoyo y oración a las víctimas de este delito”.