El río Paraná nuevamente comenzó a tender una tendencia a la baja en las últimas semanas que generó mucha preocupación en la comunidad entrerriana. A raíz de esto, hay muchos interrogantes que surgen: ¿Hay un rol activo del ser humano en esta problemática? ¿Qué sucede con las especies animales? ¿Qué proyecciones se manejan a futuro?
Enzo Culasso, abogado ambientalista, expresó ante las cámaras de Elonce su perspectiva sobre la bajante del Río Paraná: “Está dando signos de la crisis climática, que trae fenómenos climáticos extremos como bajantes y subidas muy pronunciadas y en poco tiempo. Esto sucede porque existe un manejo de la cuenca con muchas represas, sobre todo en el tramo brasilero donde hay 56, más la nuestra”.
Una de las preocupaciones que argumentó el especialista es que “cuando el río baja, los ecosistemas se secan los ecosistemas que están asociados al río o la cuenca, que son los humedales y las islas. Vuelve a aparecer este fenómeno, pero junto con las heladas en invierno se secan las pasturas o los cultivos que están ahí. Eso hace que sea más propenso a los incendios, que entendemos que en su mayoría son intencionales y tienen el fin de habilitar estos ecosistemas para habilitar el ganado”.
En la misma línea, referenció que no es un problema que comenzó en estos momentos, sino que ya lleva un tiempo prolongado como problemática para los paranaenses: “El río viene así hace mucho tiempo y cuando estamos en crisis económica, nos podría proveer de alimentos si está sano. Lo que está sucediendo es que la población de peces no logra completar su ciclo reproductivo porque necesita estar por encima de los 2,30 metros para conectarse con las lagunas donde se producen los peces y mantenerse en esa altura por algunos meses. Esto sucede hace seis años que nos e cambia la población de peces. Seguimos pescando sin tener la salud del río en nuestras manos”.
A raíz de esta situación, Culasso comentó que “es preocupante” llegar a este límite en el río y que esto conlleva también otro problema mayor: “Podría ser una fuente de alimentos para nuestra población, pero si el río se mantiene saludable”. Asimismo, acotó que “las poblaciones que están a la vera del río Paraná consumimos agua del río, pero a la vez hacemos un uso como si fuese una cloaca. Liberamos los efluentes industriales sin tratamiento previo. Sucede en Paraná y en otras poblaciones y tenemos que entender que lo que sucede en la cuenca afecta a los que están más abajo”.
Esto significa que estas sustancias llevan a que “no se disuelvan” y que peligrosamente haya “presencia de agro tóxicos, micro plásticos y otros materiales contaminantes y metales pesados. Nosotros terminamos consumiendo esa agua o los peces”.
No hay control de ningún tipo
Ante la escasa respuesta gubernamental, el abogado precisó su propuesta que debería abarcarse: “Tendríamos que unirnos todas las provincias y los municipios que estamos a lo largo de la cuenca del Paraná y crear comités, donde se puedan decidir y concertar todas las políticas que tienen efecto sobre el río”.
“Si no logramos tener planta de tratamiento a lo largo de toda la cuenca, difícilmente podamos tener una calidad de agua para consumo humano de acá a las generaciones futuras. Pensemos que las obras que hagamos hoy van a tener que responder a 50 años. Es una deuda pendiente grandísima de todas las ciudades que estamos a la vera del río”, explicó.
El vecino debe asumir responsabilidad
En base a este ítem, Colasso manifestó: “Primero, cada vez que abramos la canilla y nos despertamos para tomar mates es el agua del río Paraná la que está fluyendo. Es un insumo esencial para nuestras vidas. Tomar agua dulce para quienes no la toman sabe muy bien qué es no tomarla. Uno debe acercarse al río y preguntarle qué es lo que le está pasando. También preguntarse qué pasa con los arroyos internos en Paraná porque tenemos playas que no pueden ser utilizadas porque están regadas por los arroyos que son utilizados como cloaca. Hemos negado nuestra geografía y somos una provincia que se llama Entre Ríos y no logramos internalizar todo. Creo que la cultura ambiental nos tiene que llevar a entender que somos interdependientes con el ambiente, el ecosistema y que lo que le hacemos al ecosistema nos lo estamos haciendo a nosotros mismos”.
Las proyecciones para el río Paraná
Consultado sobre este ítem, el abogado señaló que “la tendencia es que va a seguir bajando, por lo menos, hasta el verano. Lo que tenemos que poder dimensionar es que en una parte de Brasil hubo inundaciones muy graves y nuestra parte sigue en la sequía. Eso nos lleva a entender cómo estamos haciendo el manejo del ecosistema y estamos cambiando el régimen hidrológico. No solo el de los ríos, sino también el de las lluvias. Esto es ocasionado por las grandes deforestaciones en toda la cuenca del Plata en base a la modificación, principalmente, para habilitar nuevos territorios para cultivos y ganado. Talar semejante cantidad de árboles y selva ha roto el ciclo hidrológico y eso genera que no vuelva a llover”.
Mortandad de especies
La bajante del río no solo lleva a preocupar en la calidad del agua, sino que también el ecosistema animal se ve gravemente perjudicado. Por este motivo, el profesional afirmó: “No solo por las sequías se agrava a las especies, sobre todos los ecosistemas asociados a las islas y humedales que vienen siendo muy afectados, sino que la conectividad del río que mencionaba que tiene 57 empresas el río Paraná, hace que mucha cantidad de peces no puedan migrar. Cuando el ecosistema se va fragmentando, todas las demás especies que viven ahí se van fragmentando porque no tienen el intercambio genético y, quizás, otra especie más arriba de la cuenca tenga el sistema inmune preparado para una enfermedad”.