La selección argentina experimenta una transformación radical en su enfoque de reclutamiento de talento, rompiendo paradigmas tradicionales al incorporar jugadores de raíces variadas. Este cambio de rumbo es evidente con la llegada de Pablo Maffeo, defensor de 26 años nacido en Barcelona, a las filas del equipo mayor dirigido por Lionel Scaloni.
El proceso de scouting, iniciado formalmente en 2020, ha dado sus frutos, abriendo las puertas a lo que se ha denominado "europibes". Maffeo, quien pasó por clubes como el Manchester City, Girona, Stuttgart, y Huesca antes de unirse al Mallorca, es el primer profesional con su carrera consolidada en sumarse a esta nueva identidad del proceso de scouting argentino.
A pesar de haber representado a España en etapas juveniles, la sangre argentina de Maffeo lo convierte en una opción clave para la Albiceleste. Lionel Scaloni, ante las lesiones de Juan Foyth y Gonzalo Montiel, tomó la decisión de convocar al jugador para los enfrentamientos ante Uruguay y Brasil en las Eliminatorias.
Maffeo no es el único caso destacado. Alejandro Garnacho, un madrileño con raíces argentinas, debutó en la selección mayor y se ha convertido en un ícono de los "europibes". La apertura a jugadores con lazos sanguíneos argentinos, independientemente de su lugar de nacimiento, marca un cambio significativo en la política de selección.
Otros nombres como Nico Paz, Luka Romero, Felipinho, y Mateo Sciancalepore, provenientes de diversas partes del mundo, también se suman a esta nueva ola de talento internacional que busca representar a Argentina. La figura de Lionel Messi, el reciente título mundial, y la coherencia en las palabras y acciones del cuerpo técnico son factores clave en este proceso de captación.
Este enfoque no se limita a jóvenes talentos. Jugadores como Neal Maupay de Francia y Nico Melamed Ribaudo de España, ambos con más de 22 años, son considerados para integrar la selección. La misión es clara: encontrar a los mejores jugadores, sin importar su edad o historial nacional, que puedan vestir con honor la camiseta argentina. Este cambio de paradigma promete una nueva era para la Albiceleste, donde la diversidad y el talento se conjugan en pos de consolidar un equipo competitivo a nivel mundial.