Con el objetivo claro de enfrentarse con el japonés Ryota Murata, campeón mundial mediano AMB, Sergio "Maravilla" Martínez atravesará un largo camino. A los 45 años necesita tiempo para encontrar la distancia, sumar rodaje y despertar todo el talento que durmió durante los seis que estuvo retirado. Por eso mismo, el triunfo por nocaut frente al finés Jussi Koivula, nueve años menor, lo dejó muy tranquilo.
En Torrelavega, misma ciudad española en la que superó por nocaut técnico en el séptimo round a José Miguel Fandiño en agosto, el quilmeño, ex titular mediano, brindó espectáculo. Aplicó a la perfección el manual de los grandes y fue de menor a mayor. Está mentalizado en sumar minutos sobre el ring, por lo que no tenía sentido acelerar de arranque. Por eso fue despacio y, como un auto en bajada, tomó velocidad.
Hasta que definió el combate en el noveno round por un corte en la ceja izquierda de Koivula (el árbitro paró la pelea para evitar un mayor castigo), todo había sido de Maravilla, que ganó los ocho asaltos sin margen a la duda. Al finés le quedó grande el escenario: se paralizó con la presencia de quien supo brillar en Nueva York, Las Vegas y Atlantic City. Tuvo las manos atadas en guardia y Sergio, muy inteligente, lo aprovechó. Intentó moverlo de lado a lado pero no encontró la respuesta esperada para así contragolpear. Por eso mismo, se decidió a atacar y ahí mostró al mejor campeón.
Bien en lo físico, Martínez se lució en el octavo. Su versión más combativa fue demasiado para el pobre finés: una combinación de golpes sobre las cuerdas terminó con en el corte que decretaría el final. Justo cuando llegaba lo mejor, se apagaron las luces en España.
Una vez más, Maravilla aprobó. No fue raspando, sino que se llevó un sobresaliente. En su camino al título mundial debe elevar la vara de rivales. En marzo o abril puede verse la tercera versión de un campeón que quiere volver a saborear a la a gloria.