Nadie imagina una carrera de Fórmula 1 sin un coche rojo de Ferrari, la única escudería que ha estado compitiendo en la máxima categoría del automovilismo desde el primer campeonato en 1950. Sin embargo, el coronavirus ha generado una gran crisis económica que abierto aún más la grieta entre ambas partes y la Scudería amenaza -otra vez por diferencias de criterios- con abandonar el barco.
Mientras que equipos como Mercedes se muestran más comprensivos con las demandas de los menos poderosos, Ferrari es uno de los que no están de acuerdo en bajar más el techo presupuestario.
En medio de la gran crisis financiera debido a la pandemia del COVID-19, con el campeonato que no ha comenzado y con nueve carreras canceladas, hay que reducir costos para sobrevivir. El límite de los 160 millones euros ha pasado a ser de 135 millones de cara a 2021, pero la FIA y algunos jefes de equipos quieren que sean mucho menos (unos 90 millones).
Ante este panorama, Mattia Binotto, jefe de Ferrari, hizo una amenaza pública de irse de la F1 en caso de no sentirse a gusto con las medidas. "La nueva demanda de rebajar el techo presupuestario es muy exigente. Es algo que no se puede lograr sin sacrificios significativos, sobre todo de recursos humanos. Si quieren reducir aún más, quizá ello nos colocaría en posición de buscar otras opciones donde mostrar nuestro ADN de competición", dijo en diálogo con The Guardian.
Este dirigente italiano cree que la F1 puede desprestigiarse si se reduce tanto el presupuesto como pretenden otros equipos. "La F1 tiene que ser el pináculo del deporte del motor en términos de tecnología y rendimiento. Debe ser atractivo para los fabricantes de automóviles y los patrocinadores que desean vincularse a esta categoría más prestigiosa. Si restringimos los costes en exceso, corremos el riesgo de reducir el nivel considerablemente", argumentó.
No obstante, Mattia Binotto entiende que en cada equipo hay distintas realidades y que el coronavirus ha extremado las medidas, aunque cree la categoría reina podría tomar sus decisiones con mayor precaución para no generar, por ejemplo, una pérdida de empleos masiva.
"En la F1 tenemos todo tipo de equipos con diferentes características. Operan en diferentes países, bajo diferentes leyes y con sus propias formas de trabajo. Por lo tanto, no es simple y directo hacer cambios estructurales, simplemente recortando costos de manera lineal. Somos conscientes de que la F1 y, de hecho, el mundo entero en este momento está pasando por un momento particularmente difícil debido a la pandemia. Sin embargo, este no es el momento de reaccionar rápidamente, ya que existe el riesgo de tomar decisiones sin evaluar claramente todas las consecuencias. No se debe olvidar que las empresas juegan un papel en el tejido social de una nación. No solo están ahí para obtener ganancias", reflexionó.