El fin de semana pasado, el viaje de urgencia de Silvina Luna (36), desde Estados Unidos a Buenos Aires, por fuertes cólicos renales que concluyeron en una intervención quirúrgica en el Hospital Italiano, hizo que le tema de las cirugías estéticas vuelva a estar bajo la lupa mediática.
Siendo una de las primeras famosas que se puso en las manos del cirujano Aníbal Lotocki, Virginia Gallardo visitó Los Ángeles de la Mañana, donde reveló por qué decidió operarse la cola y le quitó responsabilidad a Ricardo Fort, quien era su pareja en ese momento. "En el tema de la cola, él no tuvo nada que ver. Al contrario, si me habré ligado retos? Cuando yo llegué (de Corrientes) no tenía nada hecho. Pero en un distanciamiento de Ricardo me hice esto y casi me mata. Fue una cosa de adolescente. Tenía 21 años cuando llegué. Yo me hago cargo, traté de confiar en un profesional", reconoció la rubia, reconociendo su negligencia.
Luego, Gallardo dio detalles de cómo la intervención repercutió en su buena salud: "Hoy tengo dolores musculares. Yo trabajo con el cuerpo y uno sabe diferenciar entre un dolor muscular y esto. Ahora en un médico, que es Diego Lowenstein, que me hace todos los años un control anual y todos los laboratorio me dan bien. Pero el producto es algo que no se puede saca. Hoy lo estético pasa a un segundo plano, lo que me importa es la salud", dijo, para luego manifestar su enojo por el lento accionar de la Justicia: "Hace mucho que no hablo al respecto porque siento que es en vano. Siempre pasa lo mismo y nada cambia. Si bien la Justicia ha avanzado un poco, él sigue operando. Y eso es lo que más me preocupa. ¿Qué esperan? ¿Que aparezcamos muertas? Silvina es uno de los mil casos que hay. Si la Justicia no dictamina algo. Él dice "ves que están mintiendo"", sentenció, molesta.
En la misma línea, Virginia describió cómo transitó los años posteriores a la cirugía estética y sacó a la luz la conversación que tuvo con Lotocki, cara a cara, cuando le preguntó qué le inyectaba en el cuerpo al acudir a su consultorio desesperada por los dolores.
"Yo me operé ocho años atrás y me pasé horas, días, meses y años haciéndome estudios. Hubo médicos que no me querían atender, médicos que no se hacen responsables porque no saben lo que tenés en el cuerpo. El año pasado, después de ocho años, tuve la oportunidad de preguntarle por primera vez en la cara qué era lo que él me inyectaba cuando yo iba llorando al consultorio, desesperada de los dolores que tenía. Y él me dijo "analgésicos". Yo no podía levantar la pierna a noventa grados. Era en la época del Bailando. ¿Vos sabes lo que es para una persona que trabaja con el cuerpo pensar que no iba a bailar nunca más en mi vida? Pero lo tenía que hacer, vivo de eso. No era una opción para mí", reconoció Gallardo.