La irrupción del jeque Nasser Al-Khelaifi con su billetera poderosa modificó sustancialmente la vida del Paris Saint Germain, que se acostumbró a los títulos a través de una marcada hegemonía a nivel doméstico. De hecho, en la última temporada se adueñó de la Ligue 1, la Copa Francia y la Copa de la Liga, además de iniciar el curso actual con la conquista de la Supercopa ante Lyon la semana pasada.
Pero al margen de consagrarse Tricampeón hace unos meses, el hambre de gloria se renovó otra vez en el plantel comandado por Laurent Blanc, que logró la permanencia de la mayoría de sus figuras en el mercado de pases y además apostó fuerte con la erogación de 63 millones de euros para adquirir la ficha de Ángel Di María, descontento con su actualidad en el Manchester United.
Bajo este contexto, le tocaba ser el encargado de levantarle el telón al campeonato francés, visitando el Grand Stade Métropol de Lille. Aunque no todo era color de rosa en la previa, ya que una complicada y extensa racha traía en sus espaldas: hacía 19 años que no lograba salir victorioso en un estreno fuera de su casa.
Con Fideo siguiendo bien de cerca a sus compañeros desde la tribuna, Javier Pastore de titular, Ezequiel Lavezzi como suplente y Zlatan Ibrahimovic afuera a raíz de unas molestias en la rodilla por una torcedura; los parisinos saltaron al campo de juego. Y el dueño de casa no le hizo las cosas nada sencillas: con la única intención de intentar prenderse en el pelotón de arriba, se propuso ser un hueso duro de roer y lo logró durante un largo lapso.
Tal fue la incomodidad del PSG en el inicio que antes de la media hora se quedó con un hombre menos debido a la doble amonestación de Adrien Rabiot, que debió marcharse rápidamente a las duchas. Así, más cuesta arriba se le hizo aún el desarrollo de una primera etapa que finalizó empatada en cero.
En el complemento no cambiarían mucho las cosas. Es que el local continuó molestando a base de sus ansias de quedarse con la victoria, aunque careciendo de las ideas y claridad necesaria; mientras que en la visita el técnico decidía sacar al 'Flaco' del equipo. Pero hubo un momento de lucidez y fue a los 12 minutos cuando una gran maniobra colectiva de los parisinos terminó en gol de Lucas. Poco y nada sucedió en el resto del juego, aunque al Paris Saint Germain le bastó para cortar con el maleficio y arrancar con el pie derecho la defensa del título.
