No es el traje que mejor le queda, pero Belgrano se calzó el de protagonista y lo lució bien. Con un libreto sin demasiadas variantes, pero bien aprendido, los de Ricardo Zielinski se las arreglaron para sacar adelante el partido contra Arsenal y festejar un triunfo que le permite agigantar su ilusión de dar batalla.
Un centro al área para Mauro Óbolo comenzó siendo la llave para abrir el encuentro. El nueve la paró de pecho y definió, pero su intento dio en una pierna rival. El rebote le quedó a Lucas Zelarayán, quien desplegó su magia. Enganchó para adentro y desenfundó un remate que se puso al lado del palo.
Sin proponérselo demasiado, el Pirata continuó cascoteando el área visitante, aunque siempre perdonó. Óbolo tuvo una pelota boyando dentro del área, pero le dio mucha potencia y la envió por arriba del travesaño. La otra fue mediante una diagonal de Emiliano Rigoni. El volante se filtró y quedó mano a mano ante Esteban Andrada, quien logró contener el peligro. ¿Los del Viaducto? Poco y nada. Sólo insinuaron mediante pelotas aéreas.
Si bien siguió perdonando a su adversario, los del Ruso lo liquidaron en el arranque tras un jugadón. Cual partido de papi fútbol, Jorge Velázquez y Óbolo ensayaron una hermosa pared para que el zurdo le ceda el gol a Rigoni. El joven volante apareció en soledad y la mandó al fondo de la red.
Esa jugada terminó de sentenciar el encuentro, que tuvo mano dura por parte de Darío Herrera, pero que en la mayoría actuó de manera acertada. El local continuó manejando los tiempos del partido y hasta despilfarrando situaciones. Los de Sarandí, en cambio, nunca encontraron los caminos y fueron pura impotencia.