La seña fue clara. Restaban 6 minutos y 45 segundos para que finalizara la primera mitad del encuentro en el AT&T Center, y Manu rotó sus dedos pidiendo el cambio después de una anotación de Phoenix, por lo que rápidamente saltó a la pintura Marco Belinelli. Ginóbili estuvo los minutos posteriores en el banco junto con sus compañeros, y luego antes de que terminara ese segundo cuarto se retiró directamente al vestuario para tratarse con los médicos. ¿Pero, qué pasó con el argentino? El bahiense, según dijeron los especialistas, padece espasmos en la espalda, una molestia muy fuerte que le imposibilitó volver al juego. No es de gravedad, es cierto, pero Manu ni siquiera salió a la segunda mitad para estar con Gregg Popovich y compañia. Igual fue triunfo de los Spurs por 100-95.
Y para colmo, Ginóbili venía cumpliendo un buen papel en el partido ante los Suns. Con apenas 10 minutos en cancha convirtió 4 puntos, bajó 2 rebotes, dio 3 asistencias y completó su tarea con 2 robos. Pero los espasmos en su espalda, pudieron más por el trajín de una seguidilla de partidos bastante exigente para San Antonio.
Y a partir de ahí, el partido fue un calvario para los Spurs. Porque perdieron el eje y la concentración para entregarle en bandeja el desarrollo a un Phoenix Suns que ajustó en la eficacia de PJ Tucker (terminó con 19 puntos y 6 rebotes) y Eric Beldsoe (19, 5 rebotes y 10 asistencias), para sacar la diferencia. Pero el campeón resurgió de las cenizas, con un parcial de 9-0 en un final caliente, y sostuvo la defensa ajustada y el ataque fino para llegar entero al cierre, con una gran noche de Danny Green (20 puntos y 4 rebotes) y Patty Mills (15).
Es más, con esta victoria los Spurs (récord de 22-15) continúan séptimos en el Oeste, relegando aún más justamente a Phoenix (22-17) que si ganaba lo pasaba, y que ahora tiene la amenaza constante de New Orleans Pelicans que tiene un récord de 18-18 (le ganó 106-95 a Memphis Grizziles) y Oklahoma City Thunder (18-19) que derrotó 99-94 a Utah Jazz.