El Real Madrid aplastó 4-0 a Eibar y sumó su primera victoria en Ipurua, donde solamente registraba un empate 1-1 por la Copa del Rey del 2004. James Rodríguez, Cristiano Ronaldo, en dos ocasiones, y Karim Benzemá marcaron los goles del equipo de Ancelotti, que luego de un comienzo tembloroso logró imponer su estilo y se llevó puesto al modesto conjunto de Garitano.
El 4-0 es algo mentiroso. El Eibar no mereció haber terminado el partido con tamaña desventaja. Porque, aunque suene increíble, en la primera mitad hubo momentos en los que David puso contra la pared a Goliat. Fue en el arranque del primer tiempo, a través de un estupendo Saúl que desbordó en tres o cuatro ocasiones a Carvajal, haciendo que hasta el propio Ancelotti se pusiera de pie. Lastimosamente ni Del Moral ni Arruabarrena estuvieron a la altura: no aprovecharon ninguna de las tres situaciones que tuvieron para poner en ventaja al local.
Con el correr de los minutos el Madrid se fue acomodando. Bale avisó con un tiro libre ultra venenoso que necesitó de la intervención del arquero y la ayuda del travesaño para no terminar adentro. Pero en la segunda el Eibar no tuvo tanta suerte, y James Rodríguez la metió de cabeza luego de una genialidad de Cristiano Ronaldo, aunque debió haber sido anulado por offside de Benzemá, quien había intentado empujarla en la jugada inmediatamente anterior a la del gol. Ya en ventaja, el Madrid jugó desenvuelto, con confianza, generando varias situaciones de peligro antes de que terminara la primera mitad. Una de ella fue capitalizada por CR7, quien, como en cada una de las 12 fechas que lleva la liga, volvió a anotarse en la chapa.
Benzemá, a poco del final, liquidó una historia que ya parecía sellada. Ni hablar de lo que significó el polémico penal que dieron a los 38' por una supuesta mano adentro del área (en realidad fue codo, y pareció sin intención) y que el portugués cambió por gol para alcanzar los 20 de su cuenta personal en la Liga y mantener al Madrid en lo más alto de la tabla.