En la calurosa tarde del jueves, el 911 recibió una denuncia extraña que motivó a una comisión de la patrulla ambiental a movilizarse hasta el domicilio ubicado en calle Juan Jufré al 4800 de B° José I. Díaz de Córdoba.
Allí, pacíficamente ubicada en el patio de la vivienda se encontraron con una enorme serpiente, de aproximadamente dos metros y medio de largo. Los especialistas consignados para capturar al ofidio procedieron, con los recaudos necesarios, a “detener” a la serpiente.
Inmediatamente fue puesta a disposición de la autoridad de aplicación pertinente.
Las fuentes policiales informaron que se trataría de una Pitón Reticulada, el tipo de serpiente más larga que se conoce en el planeta, pudiendo sobrepasar en algunos ejemplares los 8 m y 250 kg de peso. Es una especie originaria de Asia sudoriental, Indonesia y Filipinas, que habita en los bosques lluviosos en zonas cercanas al agua, ya que puede nadar largas distancias. Debido al tráfico ilegal es frecuente encontrarla en Puerto Rico, en dónde ya se han acostumbrado al ambiente de la Isla.
Junto con la anaconda verde, la pitón reticulada es la serpiente que puede capturar presas más grandes. Por su parte, los únicos depredadores que la cazan son tigres, leopardos y cocodrilos de suficiente tamaño en las zonas en que coinciden.
Los propietarios de la vivienda manifestaron desconocer el origen del ofidio pero, en tanto no se conocen ejemplares de vida silvestre en nuestra región, las autoridades asumen que es un caso de mascotismo.
Pitones y boas
Las pitones, igual que sus parientes cercanas las boas, son serpientes constrictoras, y por definición, no venenosas. Las pitones se pueden distinguir de las boas en que tienen dientes en el premaxilar, un pequeño hueso en la parte frontal de la mandíbula superior. La mayoría de las boas dan a luz crías vivas, mientras que las pitones ponen huevos. Algunas variedades pueden llegar a ser muy largas: hasta ocho metros.
Normalmente atacan emboscando a animales que pasan cerca. Matan a sus presas por asfixia, primero muerden agarrándolas con la boca y enrollando rápidamente su cuerpo alrededor de ellas. Una vez así, se ejercen presiones altas sobre las costillas y pulmones de su presa, que de este modo no puede inhalar.
A pesar de que la presa puede sufrir también problemas de circulación, especialmente si la serpiente presiona mucho alrededor de su cuello, la muerte por asfixia se produce habitualmente mucho antes. En contra de la creencia popular, estas serpientes tampoco estrujan o aplastan a sus presas, y cuando matan a una de tamaño normal, en la gran mayoría de los casos la presión que ejerce la serpiente no es suficiente para romper ningún hueso
Gran parte de las pitones se alimenta de animales de "sangre caliente", como pájaros y mamíferos, aunque se sabe de especies que capturan también a otros reptiles (incluyendo otras serpientes), anfibios y peces. El tamaño de las presas varía enormemente, pero suelen ser de pequeño tamaño.
Las presas grandes están también a su alcance; algunas especies asiáticas de gran tamaño pueden matar cérvidos adultos, y se ha señalado que la pitón de Seba (Python sebae) se alimenta ocasionalmente de gacelas. Las pitones, como el resto de las serpientes, engullen completamente a sus presas y la digestión dura varios días. Si la presa es de gran tamaño, puede requerir incluso varias semanas.
A pesar del tamaño de algunas especies, el ser humano se encuentra fuera del tamaño habitual de sus presas, por lo que generalmente son inofensivas, excepto si se las asusta o provoca. Las hembras pueden comportarse de forma más agresiva si están protegiendo a los huevos. Por el contrario, y de forma desproporcionada en relación con el peligro que suponían, el hombre ha cazado incesantemente a las pitones hasta llevar a algunas especies, como la pitón india (Python molurus) al borde de la extinción.