REDACCIÓN ELONCE
Una reliquia de Juan Pablo I, beatificado por el milagro de Paraná, arribó este viernes a la Catedral Metropolitana de Paraná, de la mano del padre José Ignacio Dabusti. Tras la celebración de la misa por el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, está prevista una caravana y procesión náutica hasta la parroquia Inmaculado Corazón de María, de Bajada Grande, donde se realizará la entronización.
Al respecto, Roxana, la mamá de Candela, destacó a Elonce la importancia de la llegada de la reliquia y su entronización en Bajada Grande “para que todos puedan ir a rezar y a agradecer por todas las situaciones que vivimos”.
En la oportunidad, la mujer repasó cómo ocurrió el milagro por el que fue beatificado Juan Pablo I. “En 2011, Cande contrajo un virus y quedó en coma farmacológico, por casi seis meses, y ya no tenía esperanza de vida; estaba muy grave y una de las noches nos avisaron que ella no pasaba ese día”, sintetizó. Y recordó haber acudido al Padre José Dabusti, quien la encomendó a Juan Pablo I. “Al día siguiente, Cande comenzó a mejorar”, sentenció.
“Contamos la historia de Cande, enviamos una carta a Roma y así fue el proceso para que, gracias al milagro de Cande, se beatifique al Papa Juan Pablo I”, rememoró Roxana y destacó: “Todos los días agradezco por la vida de Cande, cada vez que la veo”.
En la oportunidad, Roxana insistió en la importancia de la entronización de la reliquia en Bajada Grande: “Como el Padre Orlando Mattiassi siempre decía, Bajada Grande, por toda exportación espiritual, une desde Roma al barrio”.
Cande, por su parte, se mostró “agradecida” y, si bien reveló que no recuerda nada de su enfermedad, dijo creer profundamente en los milagros.
El milagro de Paraná
Candela Giarda, oriunda de Bajada Grande, sufrió una grave encefalopatía en 2011 y corría el riesgo de perder la vida. Ante la gravedad de su cuadro clínico, había sido trasladada a la Fundación Favaloro en Buenos Aires para recibir tratamiento.
Candela padecía crisis epilépticas diarias y un estado séptico causado por una bronconeumonía. Según contó su madre Roxana, nadie sabía explicarle que tenía. Años después, los especialistas concluyeron que la patología era FIRES (síndrome epiléptico por infección febril), una enfermedad que afecta a una persona en un millón y cuyo desenlace suele ser fatal.
El 22 de julio de 2011, una de las médicas que trataba a la nena le dijo que no podían hacer nada más por ella. "Cande se muere esta noche", le anunció y la abrazó.
Entre lágrimas, Roxana fue a la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, a pocos metros de la clínica para pedirle al padre José Dabusti que fuera a ver a Candela. En los días de internación de su hija ese cura se había convertido en un sostén para Roxana y ahora ya era su último recurso.
"Cuando se acercó a la cama de Cande, rezó y me indicó que pusiese las manos arriba de ella y se la encomendó al Papa Juan Pablo I". Roxana rezó y unas horas después de invocar a Juan Pablo I, la niña empezó a evolucionar de manera favorable.
Nadie pudo explicar qué pasó, pero Candela pronto pudo dejar la terapia intensiva, y finalmente volver a su casa".
Se salvó gracias a la intercesión del papa Luciani, Juan Pablo I. El 4 de septiembre de 2022, el Papa Francisco proclamó en la plaza de San Pedro que "el venerable siervo de Dios Juan Pablo I, Papa, sea llamado en adelante beato y que sea celebrado cada año en los lugares y según las reglas establecidas por la ley el 26 de agosto".
Durante la ceremonia de beatificación que presidió el Papa, en representación de la arquidiócesis de Paraná participó monseñor Tanger.
En esos días el arzobispado publicó un mensaje en sus redes sociales dando gracias a Dios por el nuevo beato Juan Pablo I y recordando que el milagro que dio paso a la beatificación es de Paraná.