

Debido a la intensa ola de calor que atraviesa la Región Metropolitana de Río de Janeiro (Brasil), advierten que la sensación térmica alcanzaría niveles superiores a los que el cuerpo soporta, con hasta 62,7°C.
Río estará entre las urbes brasileñas con las temperaturas máximas más altas, según las previsiones de los principales servicios meteorológicos. El próximo lunes, por ejemplo, el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) prevé 40°C.
“De hecho, no se sabe del todo por qué hace tanto calor en Río de Janeiro. Es una compleja suma de factores lo que hace que tengamos un calor terrible”, señala Wallace Menezes, profesor de meteorología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
Menezes explica que Río es una “isla de calor urbana”, el invernadero formado por el asfalto, las emisiones de vehículos e industrias, y los edificios. Además, influyen aspectos de la geografía, como el relieve. Tanto la capital como la también tórrida Baixada Fluminense están en terrenos bajos, rodeados de montañas. El calor está confinado. Y cuando hay condiciones atmosféricas a gran escala favorables a las altas temperaturas, como el actual sistema de altas presiones, se vuelve horrible, subraya el especialista.

La alta presión, o anticiclón, calienta el aire por compresión. El sistema empuja y comprime el aire hacia abajo y hace que se caliente y se seque en el proceso, impidiendo la formación de nubes. Y el aire seco se calienta aún más rápido con la radiación solar. “Es una suma de factores. Río se convierte en una caldera que hay que estudiar”, subraya Menezes.
Por si fuera poco, Río está al final de la línea de los llamados “ríos voladores” del Amazonas (corrientes de vapor de agua que se originan en la floresta amazónica). El director de operaciones del Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales (Cemaden), el meteorólogo Marcelo Seluchi, dice que ya llegan al estado desprovistos de gran parte de su humedad, perdida en el camino, pero con el calor amazónico latente. La razón es que hay una relación entre la temperatura y la humedad llamada temperatura potencial equivalente. Si se pierde parte de la humedad, la temperatura sube, indican los expertos.
Suplicio por el calor
En la capital carioca se esperan temperaturas diarias de más de 36°C -medidas a la sombra- y una sensación térmica de más de 50°C. Siempre conviene recordar que, en la calle, bajo el sol, la temperatura es superior a la que miden las estaciones meteorológicas. Por norma, éstas se sitúan en zonas de sombra durante las horas más calurosas y con sensores situados al menos a 1,5 metros del suelo.

La máxima de 40°C prevista por Inmet para el próximo lunes, con hasta un 80% de humedad, podría suponer unos intolerables 62,7°C de sensación térmica si la máxima coincidiera con un 60% de humedad. Pero ni siquiera hace falta tanto: 39°C con un 50% de humedad sería suficiente para alcanzar los 51,6°C de sensación térmica en Río de Janeiro.
Mucho antes, todo el mundo se siente indispuesto. La tolerancia al calor varía de un individuo a otro. Pero el riesgo, independientemente de la edad y la buena salud, empieza cuando la temperatura del aire supera la del cuerpo humano, 36,5°C, afirma Fábio Gonçalves, profesor de Biometeorología de la Universidad de San Pablo (USP), uno de los mayores expertos brasileños en confort térmico.
Por encima de su propia temperatura, el cuerpo tiene que trabajar más para mantenerse en equilibrio. Con una temperatura de 37°C o más, y más del 70% de humedad, cualquiera puede sufrir problemas de salud, afirma Gonçalves.
También se prevé una humedad elevada en Río, lo que amplifica el malestar térmico porque el sudor no se evapora, llevándose el calor que el cuerpo intenta expulsar. Sin embargo, no hay previsión de lluvia para bajar un poco el termómetro. Seluchi afirma que los modelos descartan la posibilidad de frentes fríos o de una Zona de Convergencia del Atlántico Sur en los próximos diez días. (fuente La Nación)