Crece la tensión entre Francia e Italia por los inmigrantes, que exigen poder pasar por el territorio galo para seguir camino hacia el norte del Viejo Continente, varados desde el jueves en el límite entre los dos países. El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, dijo que su país "no bloqueó las fronteras" de Ventimiglia pero reconoció que los extranjeros "no tienen que pasar e Italia debe hacerse cargo de ellos".
La Comisión Europea informó "estar al corriente de los controles en la frontera de Francia, Austria y Suiza" con Italia y afirmó que ya hizo partir las debidas "verificaciones de control" para que "todos respeten el tratado"; en referencia al acuerdo de Schengen firmado en 1985, por medio del cual varios países de Europa suprimieron los controles en sus fronteras para permitir la libre circulación de las personas.
Luego de días de silencio, el gobierno galo habló por medio de Cazeneuve, quien aseguró que Italia debe "aceptar la idea de crear centros para distinguir los inmigrantes económicos irregulares de los refugiados" y subrayó que Francia "no está bloqueando la frontera", sino respetando el acuerdo de Dublín que dice que el primer país que registró al inmigrante recién llegado es el que tiene que hacerse cargo de acogerlo.
Según el diario francés Le Monde, el ministro "intenta convencer a su homólogo italiano sobre la oportunidad de crear en Italia y en Grecia campos administrados por la Unión Europea para distinguir a los inmigrantes económicos de quienes piden asilo en el momento en el que llegan a Europa. Los primeros serían inmediatamente expulsados hacia sus países de origen; los segundos se repartirían entre los países europeos".
Las palabras del gobierno galo subieron el tono de las declaraciones de su par italiano. "La inmigración es una cuestión compleja que se administra con la solidez de un país como el nuestro, que no puede consentir que Francia tenga naves en el Mediterráneo y deje a los inmigrantes en Italia. Ningún egoísmo nacional puede cerrar los ojos", aseguró el presidente del Consejo de Ministros, Matteo Renzi. El premier afirmó que "la UE está en una encrucijada: o razona como comunidad y se hace cargo de resolver todos juntos el problema", solución que Renzi denomina "plan A" o, "si no encontramos soluciones altas (...), el pan B es que Italia afronte el problema como el gran país que es", solo.
Por su parte, el ministro del Interior, Angelino Alfano, aseguró que las fotografías de Ventimiglia son "un puño en la cara para Europa". Esas personas, dijo el funcionario, quieren "ir a Europa y no quedarse en Italia" y afirmó que "esas imágenes las llevaré conmigo a la reunión de ministros del Interior de la UE" de hoy en Luxemburgo. Alfano explicó, además, que los inmigrantes que llegan a la península no quieren dejarse identificar porque, si así lo hicieran, y debido al reglamento de Dublín, deberían quedarse en el país.