

Las ventas de carne vacuna al exterior comenzaron el 2025 con un panorama desfavorable.
Según el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC), el volumen exportado en enero cayó un 25,4% en comparación con el mismo mes del año anterior, alcanzando las 46.200 toneladas peso producto.
En términos de ingresos, la caída fue del 4,4%, con un total de u$s227,7 millones. Este escenario, sumado a un 2024 desafiante para el sector, genera preocupaciones sobre la rentabilidad y competitividad de la carne argentina en el mercado global. El informe del ABC señala que la caída en las exportaciones responde a una combinación de factores que afectan la rentabilidad del sector. Uno de los principales factores fue la disminución de la demanda china, que históricamente ha sido el principal destino de las exportaciones de carne vacuna. China redujo sus compras debido a la acumulación de stock tras las festividades del Año Nuevo Lunar y a una desaceleración económica. Además, se sumaron la caída de los precios internacionales y el aumento en los costos del ganado en el mercado interno, lo que impactó en los márgenes de los exportadores.
A pesar de la caída general en las ventas, China sigue siendo el principal destino de la carne argentina. En enero de 2025, el país asiático absorbió el 65% del total exportado. Sin embargo, las cifras muestran un importante retroceso en los volúmenes despachados: la carne sin hueso enviada a China alcanzó las 18.300 toneladas, por un valor de u$s78,8 millones, mientras que la carne con hueso y subproductos derivados sumaron 11.700 toneladas, generando ingresos de u$s21,2 millones. El precio promedio de compra se situó en u$s4.300 por tonelada, una cifra considerablemente menor que los u$s5.900 alcanzados en mayo de 2022.
La industria cárnica frente a un gran desafío
El impacto de la crisis no se limitó a China, ya que otros mercados clave también mostraron cifras preocupantes. En Europa, las exportaciones cayeron un 29% interanual, alcanzando solo 2.500 toneladas. Chile, por su parte, importó 2.100 toneladas de carne vacuna argentina, lo que representó una baja del 16,5% en comparación con diciembre de 2024, aunque mostró una leve recuperación del 13% respecto a enero de 2024. Israel recibió 1.800 toneladas de carne enfriada y 3.200 toneladas de carne congelada, con precios promedio de u$s8.000 y u$s6.940 por tonelada, respectivamente.
Estados Unidos, que había ganado relevancia en el esquema exportador argentino, recibió 2.700 toneladas de carne congelada, generando ingresos por u$s17,7 millones. México, tras la apertura de su mercado en 2023, también incrementó sus compras, con 499 toneladas de carne enfriada y 343 toneladas de carne congelada en enero de 2025.
A pesar del retroceso en los volúmenes exportados, el precio promedio de exportación de carne bovina refrigerada y congelada mostró una mejora que podría ayudar a mitigar en parte la crisis. El precio promedio general alcanzó los u$s4.933 por tonelada, lo que representó un aumento del 11,3% en comparación con diciembre de 2024 y un incremento del 28,1% respecto a enero del año pasado. En cuanto a los productos específicos, la carne refrigerada sin hueso se comercializó a u$s9.250 por tonelada, mientras que la carne congelada sin hueso alcanzó los u$s5.050 por tonelada.
Escasez de novillos para exportación
A pesar de que el Gobierno eliminó en agosto pasado los derechos de exportación para los productos de la categoría vaca y redujo en un 25% las retenciones para varias cadenas de carne (bovina, aviar, entre otras), la cadena vacuna sigue teniendo dificultades para crecer, ya que esto solo es posible cuando hay rentabilidad.
Aunque la cadena bovina presenta debilidades, como una fuerte dependencia de unos pocos clientes, agravada por la fragilidad actual del mercado global, también podría ser un momento adecuado para revisar los costos, tanto visibles como ocultos, dentro del ecosistema exportador. Es crucial analizar el impacto de los derechos de exportación que aún existen en el negocio.
Será necesario estar atentos a las fluctuaciones del comercio global y desarrollar nuevas estrategias que permitan a los productores ganaderos y empresarios del sector encontrar rentabilidad. Lo mismo debe hacer el Gobierno si desea impulsar un sector cuyo principal desafío radica en la generación de oferta: difícilmente podamos ser un gran exportador de carne si no incrementamos el rodeo vacuno, y lo que está ocurriendo en gran medida es consecuencia de malas políticas que han afectado a la ganadería y provocado una drástica disminución del stock vacuno. (Con información de Ámbito)