Los diez equipos que ascendieron se enfrentarán con una cruda realidad. Estarán lejos de la alegría por jugar en la máxima categoría que tenían poco más de un mes atrás. Empezarán a padecer el costo de un semestre que, al amparo de la falta de castigos o sanciones por incumplimientos, llevó a la mayoría de los 22 equipos de la B Nacional a endeudarse hasta niveles impredecibles. El objetivo era jugar en primera, como fuera. Argentinos Juniors fue uno de los que eligieron ese camino. Así destinó $ 18.000.000 en el último semestre, $ 3.000.000 por mes, y alcanzó la meta. Por encima, sólo un equipo gastó más: San Martín, de San Juan. El costo, igualmente, fue altísimo.
Con la contratación de Juan Román Riquelme, el club de la Paternal rompió el mercado. Ahora sufre las consecuencias. Ni siquiera pudo darse el lujo de retener al 10. "El presupuesto en primera será la mitad: $ 1.500.000 mensuales", señalan en Argentinos. El golpe se siente en las finanzas: el último balance acusa un patrimonio neto negativo y la tesorería entró en una virtual cesación de pagos. Los sueldos de noviembre del plantel, empleados y cuerpo técnico se habrían pagado gracias a un aporte de Rubén Forastiero, el presidente ante la ausencia de Luis Segura. La situación se repitió en diciembre, y las fuentes del club apuntan que habría sido el propio titular de la AFA quien destinó alrededor de $ 400.000 para hacer frente a las obligaciones. "Estamos en liquidación", agregan conocedores de los libros contables del club.
Si Argentinos sedujo a hijos pródigos como Riquelme, Matías Caruzzo o Christian Ledesma , fue porque estaba en una situación económica ventajosa respecto de sus rivales.
"Días antes de su muerte, Julio Grondona le prometió a Segura que le iba a mantener el nivel de ingresos del Fútbol para Todos , aunque Argentinos hubiese descendido", aportó un informante. La promesa equivalía a $ 2 .000.000 por mes. Mucho más que los $ 333.000 que cada 30 días percibirían los otros equipos de la categoría. La contratación de Riquelme -fuentes del club hablan de un desembolso de 1.200.000 dólares por 18 meses, que al final fueron seis y terminaron con el anuncio del retiro- ilusionó a Grondona, quien veía al 10 del Bicho como un imán para los hinchas del interior del país.
San Martín, de San Juan, estuvo al frente en el camino del descontrol. Fue el que más gastó. Ahora, admiten sus dirigentes, tienen presupuesto "para seis meses". Los sanjuaninos, con un importante apoyo del gobierno provincial, apostaron $ 20.000.000 por el premio del ascenso. La cifra tiene su historia.
"Antes de comenzar el torneo, hicimos una asamblea -relata Jorge Miadosqui, vicepresidente del club y habitual representante de la institución en la AFA-. Les dijimos a los socios que podíamos equilibrar las cuentas jugando con los chicos. O bien, endeudarnos y buscar un equipo competitivo. Eligieron esta opción. Si no ascendíamos, nos cortaban la cabeza", asume el dirigente.
El regreso a la primera división dejó un importante lastre en las cuentas del club: "Terminamos $ 8.000.000 abajo", confiesa Miadosqui. ¿Qué harán ahora? "El presupuesto aumentará entre un 25 y un 30%, pero tenemos dinero sólo para seis meses: vamos a jugar en primera con ingresos de segunda", agrega Miadosqui.
Una muestra más del cortoplacismo con el que se manejan las comisiones directivas en el fútbol argentino: lo único importante es ganar. Sin importar cómo. Y sin tener en cuenta que las restricciones financieras pueden hacer que esos mismos que ascendieron regresen a la segunda categoría en apenas 12 meses.
El tercer escalón del podio entre los presupuestos más altos lo ocupó Colón. El club santafecino, que debió acogerse a un "salvataje financiero" y ahora tiene a un juez auscultándole los números y autorizando (o no) los refuerzos, invirtió $ 2.200.000 cada 30 días para conseguir el ascenso. El jugador mejor pago cobró alrededor de $ 200.000. Ahora buscan una reducción del monto de cara al torneo de primera.
Los diez ascendidos compartirán cartel con River y Boca, pero percibirán la cuarta parte en derechos televisivos: $ 1.000.000 por mes. En total, los 22 clubes de la Primera B Nacional gastaron $ 33.043.333 mensuales en sus planteles y cuerpos técnicos. La inversión total bordeó los $ 200 millones: $ 198.260.000, el equivalente a lo que recibía la categoría del Fútbol para Todos durante un año. El gasto promedio de los diez equipos que lograron el pasaporte a la elite fue de $ 11.204.000.
Un poco más que la media desembolsó Huracán , el cuarto entre los que más fondos destinaron a integrar el grupo de 30 equipos que el 15 de febrero inaugurarán una nueva era en los torneos de la AFA.
El club de Parque Patricios gastó $ 2.000.000 en el cuerpo técnico y el plantel, que contó con consagrados como Eduardo Domínguez y Patricio Toranzo , y con estrellas nacientes como Gonzalo "Pity" Martínez, por quien recibió $ 37.500.000 de River por el 75% del pase. Se aseguró así tener garantizados los fondos para afrontar el presupuesto de este año.
"No pensamos subirlo", dijo el vicepresidente 1° del Globo, Walter Santoro. El dirigente descartó que Alejandro Nadur, presidente de la institución, pusiera dinero de su bolsillo para hacer frente a los gastos corrientes y al pago de salarios de los jugadores: "No. Hace rato que Huracán se independizó financieramente y, para todo, se maneja con recursos propios".
En el mismo nivel de presupuesto mensual se movió Aldosivi . El equipo del puerto marplatense tiene detrás de él el mecenazgo de empresarios pesqueros como el presidente, José Moscuzza. Por eso pudo hacer que jugadores como Matías Lequi, Pablo Lugüercio o Ángel Vildozo vistieran su camiseta en el último torneo. Aldosivi afrontó la competencia con un plantel de 30 jugadores, con sueldos de hasta $ 150.000.
Hasta aquí, por lo menos detrás de la erogación hubo un ascenso. No fue el caso de Atlético de Tucumán, el equipo que más gastó en vano. Invirtió cerca de $ 10.500.000 durante el semestre para, en última instancia, perder el partido desempate por el ascenso con Huracán. Al igual que San Martín, de San Juan, Atlético se sustenta con los auspicios que le brinda el gobierno provincial, encabezado por José Alperovich . Tuvo a varios jugadores con contratos por encima de los $ 100.000 mensuales y siempre se concentró en hoteles de lujo. Para seducir a los futbolistas de la Capital Federal, ofrecía hasta $ 5000 para alquilar sus casas en el Jardín de la República. Atlético pagará la fiesta que no fue durante el próximo torneo de la B Nacional. Le cuesta encontrar refuerzos de categoría y varios de sus mejores valores, Luis Rodríguez, entre ellos, son pretendidos por clubes de primera.
Unión fue el primer equipo de la B Nacional que certificó el ascenso. Lo hizo con Leonardo Madelón en el banco de suplentes y un equipo que insumió $ 1.700.000 cada 30 días, incluido el cuerpo técnico. "Fútbol para Todos aportó $ 600.000. El resto lo financiamos con recursos propios", detalló Marcelo Piazza, vicepresidente 1° del club santafesino. Aunque no tuvo uno de los planteles más caros, debió apelar a medidas antipáticas para cumplir con los acuerdos con los futbolistas: cobrarles un bono de $ 50 a todos los hinchas. "En la A, el presupuesto aumentará", agrega Piazza. "Rondará los $ 2.00.000, pero todavía no está cerrado", aventuró el directivo tatengue.
<i>"Hicimos una inversión importante, pero desgraciadamente no cumplimos el objetivo", se lamentó José Gómez, presidente de Patronato, de Paraná. "El presupuesto era de $ 1.600.000 por mes. Ahora hay que adaptarse a otro formato y más viajes, por lo que lo bajaremos: estará entre $ 800.000 y $ 1.000.000", anticipó Gómez. Y precisó: "Llevamos adelante el plan de rescisiones de contratos que quería el cuerpo técnico. Los jugadores que tenían convenios firmados hasta el 31 de diciembre de 2015 cobraron hasta el último día trabajado".</i>
Otro club mesopotámico, Boca Unidos, de Corrientes, se quedó a medio camino. Al término de la primera rueda, todo indicaba que la inversión de $ 9.000.000 en un plantel que contó con figuras como José Sand, Matías Escobar y Santiago Raymonda, entre otros, y cuerpo técnico redundaría en el primer ascenso de su historia. Pero no pudo ser. Por eso, ahora encara una fuerte reestructuración.
Sarmiento, de Junín, fue una de las revelaciones. Obtuvo el ascenso con un presupuesto razonable, medido, de $ 8.400.000 y regresó al círculo privilegiado. "Tratamos de maximizar nuestros recursos. El haber llegado a primera es un éxito de todos: jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas", admitió Diego Cifarelli, tesorero del Verde juninense. El club, que está saneado económicamente, subirá el presupuesto en primera hasta los $ 2.000.000 por mes. Además, encaró un agresivo reclutamiento de socios en el área de influencia de Junín. Proyectan llegar a 10.000 y, ya en la máxima categoría, dejar de perder dinero cada vez que juegan en el estadio Eva Perón.
"Nosotros duplicamos el presupuesto en agosto de 2014: pasamos de $ 600.000 a $ 1.200.000 sólo en los jugadores", informó Domingo Marzari, presidente de Independiente Rivadavia. En total, la entidad mendocina gastó $ 1.350.000 cada 30 días. "Ahora tenemos que ajustarnos y volver a la austeridad de 2013. El presupuesto de 2015 será de $ 700.000. Es lo que podemos pagar", anunció. "Hubo promesas incumplidas de algunos auspiciantes. Nos pusieron en un brete infernal: $ 5.500.000 de pérdida en seis meses", recalcó el directivo. Daniel Garnero, que entendió la nueva realidad económica del club, seguirá siendo el DT.
Crucero del Norte, de Misiones, llegó por primera vez a la máxima categoría en sus 11 años de vida. Lo hizo con un presupuesto mensual de $ 1.090.000. "Tenemos que lidiar con algo que yo llamo «inflación por desarraigo»: un jugador que a cualquier club de Buenos Aires y su zona de influencia le sale $ 40.000 por mes a nosotros nos cuesta $ 70.000", graficó Darío Guimaraes, mánager del club de Santa Inés, donde está emplazado su complejo deportivo. "En la A, el presupuesto estará alrededor de $ 1.700.000 mensuales", adelantó.
Guaraní Antonio Franco, el otro club misionero, pasó un semestre olvidable. Los $ 1.200.000 que le insumían por mes los sueldos de los jugadores y el cuerpo técnico suenan a utopía de cara a 2015. El equipo vio de lejos la pelea por los diez ascensos y la gerenciadora que aportaba fondos para el fútbol rescindió el contrato con el club a fines de 2014.
En Floresta se encontraron con una situación mucho peor que la rescisión de un contrato. All Boys, que a mitad de año descendió desde la primera división, apenas tenía ¡tres! pelotas para los entrenamientos. A los empleados les debían ocho meses de sueldo.
"Hay 900 cheques extraviados: las chequeras no están. Perdimos un predio en Ezeiza, que hoy tiene Boca. La cancha estaba sin regar y había una inhibición por $ 16.000.000", ilustró Patricio Trovato, presidente del club desde la tormentosa salida de Roberto Bugallo. "No hay balances, no hay nada? Estamos funcionando con libros nuevos", puntualizó. En ese contexto, los $ 1.180.000 por mes que la entidad pagó para intentar el ascenso parecen una fortuna.
"Fuimos de los más austeros, pero ahora vamos a bajar el presupuesto: será de $ 750.000. Rescindimos muchos contratos altos", agregó Trovato.
Nueva Chicago , otro de los que consiguieron el regreso a la elite, pagó $ 1.050.000 por mes entre jugadores y cuerpo técnico. "Apostamos a lo institucional. Estamos en primera con ingresos de segunda y vamos a ser muy rigurosos en los gastos: $ 1.800.000 por mes. Los sponsors aportarán $ 800.000, y la AFA, $ 1.000.000", dijo Daniel Ferreiro, vicepresidente primero de la entidad de Mataderos. "El club tuvo siete pedidos de quiebra en tres años. Ahora pudimos vender jugadores y recién estamos saliendo a flote. Somos un club de barrio, sin apoyos. Esta gestión se caracterizó por firmar lo que puede pagar", agrega el dirigente de la entidad que entronizó a Christian "Gomito" Gómez.
Desde Pergamino aseguran que Douglas Haig, el club de la ciudad, "no hizo locuras". "En el fútbol profesional, gastamos $ 900.000 mensuales por todo concepto. En 2015, el presupuesto será un 15% superior. Acompañamos la inflación de un año", sostuvo Indalecio Godoy, vicepresidente 1° del club fogonero.
Pero la vedette del último semestre en la B Nacional fue Temperley. El equipo del sur bonaerense fue el más austero de la categoría y, aún así, consiguió volver a primera. "El presupuesto entre junio y diciembre estuvo entre $ 750.000 y $ 800.000 por mes", aseguró Sergio Gianturco, vicepresidente segundo del club.
"En primera, dispondremos de $ 1.800.000. Somos conscientes de la desventaja económica con la que Temperley va a encarar el torneo. Pero queremos suplir esa desventaja con una diferencia deportiva: sacrificio. Tenemos que estar preparados. Y queremos jugar en nuestra cancha: no queremos salir de ella con ningún equipo", postuló Gianturco. Temperley, que enhebró dos ascensos en un año sin grandes erogaciones ni inversiones rimbombantes, le hizo un riguroso honor a su apodo: el Gasolero.
Fuente: Cancha Llena.