El partido comenzó con poco ritmo, a los 3 minutos ambos equipos igualaban 8-8, pero un triple de Kot ampliaba la ventaja visitante y la brecha de 13 puntos cerraba el parcial 27-14.
La defensa celeste se hacía notar, y con el tablero en 33-27 en el segundo cuarto, llegó el tiempo muerto solicitado por el técnico de River para acomodar las cosas en su equipo. Buen empleado el minuto, puesto que sus jugadores aprovecharon la desazón del equipo local y se marcharon a vestuarios con una diferencia de 10 puntos 38-28.
En el segundo tiempo, a Regatas se le hacía difícil encontrar el rumbo. Un parcial inicial de seis puntos por debajo cerraba aún más las posibilidades y permitía que el partido transcurriera con la sensación de que la visita jugaba a lo que quería. Sabía bien a qué venía, cerrando el tercer parcial 54-42.
El segmento final fue una lucha entre un equipo que estaba cerca de sentenciarlo y otro que peleaba por situarse a su par. Un tanto difícil, Regatas no sólo peleaba con el adversario sino que también lo hacía con el aro, en una noche dónde, a pesar de no haber encontrado su mejor versión colectiva, los balones opacaban la jornada haciendo también de la suyas.