Son horas de nerviosismo, de tensión, de preocupación y sobretodo de incertidumbre. Si bien es cierto que la semana arranó con definiciones e informaciones importantes. Esta claro que al conocerse estas decisiones en la voz del presidente de la AFA han hecho ruido, sobretodo en los futbolistas y la entidad que los representa.
Sergio Marchi, Secretario General de Agremiados señalo que una competencia sin posibilidad de pérdida de categoría ni presiones deportivas lógicas atenta contra las fuentes de trabajo de sus afiliados. Además, entiende que mucho clubes reducirían su plantel y no duda que habría recorte de sueldos. La otra gran bomba que nadie sabe a esta hora como podrá desactivarse, tiene que ver la finalización de 2.000 contratos de jugadores de fútbol el 30 de junio de este año.
Si bien desde AFA asegura que han intentado comenzar con algún tipo de negociación, se habla que la idea original era reducir un 30% aquellos salarios que superen los 400.000 pesos, ante la negativa de Futbolistas Argentinos Agremiados, se dieron por finalizado los torneos y los dirigentes se ven atados de pies y manos ante la falta de ingresos para renovar contratos.
Uno de los que apuntó sus cañones contra Marchi fue Pablo Toviggino, secretario general de la Presidencia: "Marchi se equivocó, no evaluó la situación que el 30 de junio corre riesgo la fuente laboral de 2.000 trabajadores", relato visiblemente enojado.
Se sabe que Claudio Tapia no se ha manifestado aún públicamente al respecto. En las últimas horas solo decidió dar retuit a tres mensajes que hacen hincapié sobre la cuestión. Todos fueron escritos por Javier Marín, presidente de Acassuso e integrante del Comité Ejecutivo.
Lo destacado del primero sostenía lo siguiente: "Nosotros hicimos un esfuerzo enorme pagando al día los salarios de nuestros jugadores, auxiliares, CT, administrativos, profesores, etc. durante todo el año. Hoy nos preocupa la salud física y psiquica de cada uno de ellos y sus familias. Todos debemos poner algo".
En el segundo expresa: "Seguir manteniendo el vínculo laboral y que ninguno de los protagonistas se quede sin trabajo. No hay nada peor humillación para una persona que trabajar todos los días del año y no poder llevar un plato de comida a su mesa".
Para el final quedó quizás, el mensaje más potente: "No nos van a encontrar en el conflicto y la discusión de una definición deportiva, no en este momento, tampoco vamos a llevar a la quiebra al club para conformar un capricho de la dirigencia de Agremiados, todos nuestros trabajadores tienen los mismos derechos".
Queda claro que rol asume cada uno en esta historia y que intereses defiende, lo que nadie puede asegurar de ninguna manera es como continuará esta historia.