La ilusión de San Lorenzo de acceder a los octavos de final de la Copa Libertadore de América se fue despedazando de a poco con el triunfo de San Pablo en Brasil ante Corinthians y terminó hecha añicos con una derrota poco representativa de la realidad ante Danubio por 1-0 en el Nuevo Gasómetro.
El campeón vigente del certamen más importante del continente salió a la cancha atado por la tensión y el nerviosismo generados por la obligación de tener que ganar y, a la vez, esperar otro resultado. Por eso, el equipo uruguayo, sin presiones por estar eliminado y con ganas de irse con un triunfo, le hizo la vida imposible al Ciclón.
San Lorenzo luchó contra sus propios nervios y perdió, más allá de que, a la postre, el resultado terminó siendo anecdótico. El problema fue que, tras un primer tiempo lleno de impotencia en el que estuvo lejos de dominar a su rival, o siquiera de lastimarlo, en el vestuario llegaron las malas noticias desde Brasil. San Pablo se imponía por 2-0 con un jugador más y hacía estéril cualquier esfuerzo del campeón por seguir en competencia.
De este modo, la segunda parte sobró. San Lorenzo mostró el amor propio que lo llevó a ser el mejor de América pero la decepción se hizo carne en los jugadores y sobre el final llegó el injusto castigo de la derrota. Como si despedirse en primera ronda no fuese suficiente, un cabezazo de Agustín Viana decretó la derrota del Ciclón y reflejó el ánimo de todo Boedo.
El campeón se fue bañado en aplausos por el esfuerzo realizado y por ser el plantel que le dio a San Lorenzo la primera Copa Libertadores en su historia. Corinthians y San Pablo, en ese orden, terminaron clasificándose a los octavos de final y destrozándole al Ciclón el sueño de repetir.