Se escuchó la campana, Sergio Martínez acorraló a Jhon Teherán contra las cuerdas, alcanzó a guiñarle el ojo al ring side en un agarrón y después lo noqueó. Listo. El combate en el lugar que Maravilla soñó, el Luna Park, no duró un round. Habría que repasar el video de poco más de un minuto para descubrir un intento del colombiano. "El golpe existió" cuenta, antes que le pregunte Clarín, uno de los jueces que tuvo el combate, el legendario Hugo Vainesman.
La velada tuvo todo lo que tienen otras y también sus diferencias. Nadie pagó la entrada, porque no salieron a la venta: el aforo se completó con invitaciones. La excusa fundamental fue la avant premier de "Ringo. Gloria y Muerte", una serie que estrena Star Plus el 24 de marzo, pero que adelantó su primer capítulo para aquellos que asistieron al Luna Park. Hubo una puesta interesante para la previa del primer episodio, con el actor que encarna a Oscar Bonavena en la serie biográfica, Jerónimo Bosia, interpretando el papel en vivo subido al ring y fundiendo imágenes en la pantalla gigante.
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Después del primer capítulo, los espectadores que no eran "del box", sino actores, actrices y productores del mundo del espectáculo, dejaron el Luna Park y ahí la velada se pareció a cualquier otra. El público que mira boxeo es silencioso. Se pueden escuchar los golpes en el ring side o el gallinero. Está quien grita, el que da un consejo que cree oportuno, pero es increíble como el silencio le deja lugar a esas contracciones de los púgiles cuando sacan un guantazo, algo parecido a ese bramido de los tenistas cuando se esfuerzan en un golpe.
Al menos en el Luna Park es posible dejar el asiento para ir al baño, regresar y encontrarlo junto con las pertenencias que marcaron el territorio en la ausencia fisiológica. Tal vez responde a la lógica del espectáculo mismo: dos personas que intercambian trompadas pero que después del último round andan a los abrazos.
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Las tres peleas de fondo resultaron atractivas. En la categoría gallo, el cubano y debutante Damián Arce le ganó por puntos a Sebastián Castillo (7-2-1) en decisión unánime. Luego el entrerriano Brian Arregui (8-2-0, 1 KO) venció a Matías Galucci (8-3-0) por nocaut técnico en el sexto round y Andrés La Maquinita Sosa (15-2-0, 8 KOs.) se impuso sobre Laureano Dinamita Sciuto (11-1-0, 7 KOs.) y terminó con su invicto. A esa altura lo que llegaron puntualmente a la hora señalada, llevaban tres horas entre peleas y el capítulo de la serie.
La espera por Maravilla y su puesta en escena con un playback de Owin, un exponente de la música urbana, sobre un clip alegórico sobre el boxeador, avivó el clima. Estaba por pasar lo que todos los presentes esperaban y por eso el público se encendió. Antes del retiro o desde su regreso, Martínez goza de un carisma que repercute en la gente, pague o no la entrada. Perico Pérez, Juanse, Eva Gatica, Gabriel Rolón y personajes de fama televisiva vieron con especial energía la velada, igual o con mayor efusividad que la cantidad de boxeadores que también se dieron cita.
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Himnos mediante y con la singular locución ?un afectado acento de doblaje latino- con que se presentó cada pelea, el Chino Maidana ?en su rol de promotor- se acomodó para ver como la noche, igual que los paquetes, se cerraba con un moño. Segundos afuera y campanada para el primero de los 10 rounds pactados para la primera pelea en la Argentina de Maravilla desde su regreso a la actividad.
La primera mano que le entró Teherán, que ya estaba contra las cuerdas, fue suficiente para terminar con la expectativa. Maravilla lo midió primero con un jab de derecha y de un zurdazo sutil, lo dejó en el piso. En el Luna Park por única vez tuvo una reacción del público al unísono. Un desahogo orgásmico mientras Martínez festejaba y su rival no lograba levantarse. Todo era aplausos, aunque no completara el primer round y se archivaran los nueve restantes.
Hace unos 30 años, por un espectáculo fugaz de Jerry Lee Lewis el público se planteó reducir a cenizas el Gran Rex. Pero, está dicho, el del boxeo es un espectador pacífico y también muy ordenado para desalojar el estadio y luego marcharse: en un puñado de minutos, Corrientes y Bouchard ya no tenía ni luz. ¿Qué es lo que se quedan haciendo los concurrentes de rock a la salida del mismo lugar?