La Supercopa de España fue una pesadilla para el Barcelona de Lionel Messi. Tras la inesperada derrota en la ida, Real Madrid le volvió a ganar en el Bernabéu, esta vez por 2-0, y expuso todas sus debilidades. Quizás en parte por esa impotencia de no poder revertir el resultado, Leo estuvo fastidioso, le protestó varias veces al árbitro y hasta insultó a Sergio Ramos cuando el defensor lo provocó y no le quiso dar la pelota para jugar rápido una falta.