"Olé, olé, olé, olé, Milton, Milton". Las cuatro tribunas del Monumental se funden en un grito que huele a exorcismo. Revancha divina, tal vez, para un hombre señalado continuamente. Hoy Milton Casco logra que los hinchas le pidan perdón, que su hijo mayor Gianluca sea reconocido entre risas como el pequeño que "le robó" el gol a Pity Martínez en los festejos de la Copa Libertadores, que lo comparen con Roberto Carlos, que se grite una gambeta suya como un gol y que el público delire como nunca antes con su juego, al punto tal de ser uno de los más aplaudidos cuando lo nombra la voz del estadio. Una historia de resurrección.
El renacido Casco puede mirar hacia atrás con la cabeza tranquila. Nunca bajó los brazos. Ni siquiera en María Grande, durante los gloriosos días de su infancia y adolescencia. Calles de tierra, la cancha de fútbol detrás de la iglesia, gomeras para cazar pajaritos, vidrios rotos que alteraban a los vecinos, piernas cansadas de pedalear, frutas robadas de las taperas. y la pelota. Siempre la pelota, aunque las cosas no se dieran.
El pequeño pueblo entrerriano de menos de 8000 habitantes vio crecer a un delantero prometedor, mayor de cuatro hermanos, que solo quería salir de la escuela para hacer una cosa: jugar al fútbol. Y vaya si lo hace hoy en River, club al que llegó hace tres años y medio, pero en el que recién logró consolidarse hace poco más de seis meses: lleva 102 partidos con dos goles, ganó la Libertadores (5° título) y cambió preocupación por elogios, firme en el lateral izquierdo.
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Con Dani Alves, Jordi Alba y Marcelo de referentes, solo Casco sabe todo lo que le costó alcanzar su lugar. Tras llegar en 2015 desde Newell's y con presente de selección, se mantuvo titular entre lesiones e irregularidades, hasta que la llegada de Marcelo Saracchi en agosto de 2017 lo relegó al banco de suplentes durante un año. Pero, para el segundo semestre de 2018, el puesto quedó vacante y Marcelo Gallardo volvió a confiar en él, cuenta La Nación. Vaya si le salió bien: fue uno de los puntos más altos de la conquista de América. Bajar los brazos no es una opción para el defensor de 30 años que no hace mucho tuvo su época de atacante goleador.
-¿En qué momento dejaste de dedicarte a hacer goles?
-Y. siempre fui delantero. Hasta en la Reserva de Gimnasia jugué como mediapunta o volante. Recién en Primera empecé a ser defensor lateral: me cambió Leonardo Madelón.
-Sos una persona tranquila, de perfil bajo. ¿Te costó salir de María Grande?
-Sí, me pasó en Unión. Estuve un tiempo, tendría unos 13 años, no me sentía a gusto y decidí pegar la vuelta. No estaba cómodo, agarré las cosas y enfilé para mi casa. Era la primera vez que salía, y a pesar de que no estaba muy lejos, extrañaba mi familia y mis amigos. Después Gimnasia hizo una prueba en Paraná y empecé la pretemporada con ellos a los 16 años
-¿En ese momento eras zurdo o derecho?
-Nunca tuve inconvenientes. Me siento cómodo en los dos lados y pateo con las dos piernas.
-Hoy estás consolidado en el lateral izquierdo de River y cambiaste la visión que el público tenía de vos.
-Sí, hoy me siento muy bien en lo futbolístico y en lo físico. Es mi mejor momento acá, como el de todos quizá. conseguimos algo muy importante e histórico como la Copa Libertadores ante Boca. Eso hace que todos nos sintamos más que bien. Y además es un conjunto de cosas. Tengo un grupo de grandísimos jugadores al lado que hace todo más fácil. Estoy muy agradecido con ellos: si el nivel del equipo es alto, eso nos hace resaltar a todos.
-Si tuvieras que definir por qué se dio tu cambio en River en dos palabras, ¿cuáles serían?
-Esfuerzo y perseverancia.
-¿Por qué?
-Porque en algún que otro momento no estuve en el nivel que yo quería. Y cuando no me tocaba jugar, seguía entrenando como si fuese titular. El trabajo me dio frutos y hoy tengo la suerte de poder decir que levanté la Copa Libertadores y jugando en un buen nivel. Disfruto de cada partido y estoy muy agradecido con el hincha por el cariño.
-¿Y cómo vivías los momentos que no te tocó jugar?
-Charlaba mucho con la familia, que son las personas que siempre están. Después, sí, hablaba con el entrenador: él siempre vio que yo seguí entrenando igual y quizá por eso después me volvió a dar la oportunidad. Por suerte la pude aprovechar.
-¿En algún momento pensaste en irte?
-No, en ningún momento se me cruzó por la cabeza irme de River. Estar en este club es algo soñado, creo que todo jugador quiere estar acá. Además, tener la posibilidad de integrar en este plantel. es muy lindo. Yo sabía que tenía que pelearla. Hoy estoy muy contento.
-¿Por qué River ganó la Copa Libertadores?
-Porque hemos jugado muy buenos partidos y, aunque muchos fueron friccionados, logramos un nivel de juego altísimo y creo que siempre fuimos superiores. No me quedo con una sola fase destacada, sino con todas, incluso la final también. Jugamos contra equipos argentinos como Racing, Independiente y Boca con delanteros muy bravos, más Gremio de Brasil. Todos han sido muy duros, pero estuvimos sólidos en defensa para contenerlos bien.
-¿Cómo viviste los 40 días de la final?
-Fue un poco dramático todo y una lástima jugarla en España, hubiese sido más lindo jugarla en el Monumental con nuestra gente. Pero bueno, se dio así, nos tocó ir allá y gracias a Dios pudimos levantar la Copa, que era lo que queríamos desde un principio.
-¿Qué se te cruzaba por la cabeza en el vestuario del Bernabéu antes de jugar?
-Mirá. si no tenés nervios, no tenés sangre. Tenía los nervios normales de las ganas que me daban de entrar en la cancha y jugar el partido. Una vez que arrancó, te soltás, te tranquilizás y empezás a vivir todo de otra manera.
-¿Qué pensaste cuando hizo el gol Benedetto?
-No, nada, estábamos haciendo un buen partido. En ningún momento se me vino algo malo a la cabeza. Sabía que podíamos revertir la situación, si sabemos jugar bien.
-¿Y cuando viste entrar la pelota de Juanfer?
-¡Fue algo increíble! Se hizo desear igual. llegó un poco tarde. Cuando entró ese segundo gol fue un desahogo tremendo para todos. Sabíamos que iba a llegar porque atacábamos mucho y creábamos situaciones, nos faltaba quizás el último pase. Pero con esa genialidad de Juanfer ya nos empezamos a sentir campeones.
-Después del partido, "Perdón Milton" fue tendencia en Twitter y te empezaron a comprar con Roberto Carlos y con Marcelo. ¿Lo viste?
-(Risas) Sí, es un poco todo exagerado lo que se dice. Yo solo hice lo que tenía que hacer: demostrar para qué me trajeron a River. Hoy estoy feliz porque le pudimos dar la alegría a la gente de ganar la Copa Libertadores. Cuando entramos a festejar al Monumental. fue algo muy lindo, es un momento que me va a quedar grabado para siempre en la memoria.
-Que no hayan traído un lateral izquierdo cuando se fue Saracchi, ¿fue un espaldarazo?
-Sí, desde un principio, desde el primer día que hablé con Gallardo en el semestre me demostró su respaldo. Es algo hermoso que un técnico como él siempre esté pendiente de mí. Yo tenía que aprovechar la situación y demostrar que estaba a la altura.
-¿En qué te potenció el Muñeco?
-Marcelo es un entrenador muy exigente, todo el tiempo está tratando de mejorarte. En lo individual, he aprendido muchas cosas. Mejoré muchísimo en el aspecto defensivo con él, potencié mucho la marca y estoy más sólido atacando y defendiendo. Después también poder jugar siempre perfilado y con la pelota para adelante es algo que me inculca mucho.
-¿Hoy qué recordás del primer llamado de Gallardo para traerte a River?
-Me llamó para decirme que estaba interesado en contar conmigo, me preguntó qué ganas tenía yo y le dije que sería un sueño llegar al club más grande de la Argentina. Influyó mucho su llamado, el club venía de conquistar cosas importantes. era un lindo desafío. Llegué desde la selección, firmé contrato y a los tres días debuté en un superclásico. Lo disfruté al máximo.
-Fuiste a la Copa América 2015. ¿Te ves con chances en la selección nuevamente?
-Uno siempre tiene la expectativa y las ganas. Ojalá pueda tener otra oportunidad. Para eso uno tiene que responder en su club y después ya pasa por el técnico.