Aunque estuvo lejos de mostrar un fútbol vistoso, el "Cervecero" fue ampliamente superior a su rival de turno. De la mano de Arnaldo González y Braian Sarmiento, intentó dominar el balón aprovechando la explosión de Emiliano Carrasco por la banda y el olfato goleador de Gonzalo Klusener. A los pocos minutos logró ponerse en ventaja gracias al '9' que llegó desde Córdoba y desde ahí dominó los hilos del cotejo.
A los 12 minutos, Carrasco tocó atrás para la llegada de Adrián Scifo quien buscó con un centro la cabeza de Klusener y éste, en soledad, abrió el marcador. Al instante, el "Pitu" González remató cruzado, Sebastián Moyano respondió con dudas y la pelota quedó coqueteando con la línea. Lucas Ceballos llegó a cerrar antes de que Sarmiento la empuje de taco y el '1' del "Tomba" debió reponerse rápidamente antes de que el balón se meta en su arco.
El combinado de Carlos Mayor comenzó a crecer en el campo de juego luego de que el local avise en reiteradas ocasiones, pero ya con la pelota en sus pies se sumergió en sus propias falencias. Dominó la posesión durante un largo rato sin lograr incomodar a Walter Benítez. Esta situación no se dio producto de la férrea marca de Quilmes, sino por la falta de variantes en ataque de un equipo que siente demasiado las idas de sus principales figuras.
A poco del final, el "Cervecero" retomó el control del trámite del partido y tuvo dos clarísimas. Un defectuoso tiro libre del "Pitu" González se transformó en una envidiable asistencia para Carrasco, que solo abajo del arco quedó sorprendido por cómo sacaban su remate en la línea. En el córner posterior, Sarmiento recibió tras una jugada preparada y, desde la puerta del área, sacó un potente remate que pasó a centímetros del palo derecho de Moyano.
El complemento fue mucho más atractivo, principalmente por el impensado desenlace. Por merecimientos, el "Cervecero" merecía estar por varios goles en el marcador, pero no podía encontrar la manera de plasmarlo. Carrasco apareció después de una jugada dividida para controlar la pelota y, de sobre pique, meter una 'bomba' tremenda que Moyano sólo pudo mirar.