Díaz asumió los errores que marcó Bianchi. El Cata estrenó la capitanía que le dio el DT por encima de Orion.
Once minutos del segundo tiempo: el pase de Vismara desde la mitad de la cancha deja a Abila corriendo sólo hasta enfrentar a Orion para poner el 1 a 0. ¿Habilitado? Sí, por Díaz, quien luego lo persigue en la carrera junto a Forlin aunque no llegan ni siquiera a molestarlo.
Veintiún minutos del segundo tiempo: el tiro libre de Toranzo encontró a Mancinelli dentro del área cabeceando con tranquilidad para el 2 a 0 (pobre respuesta de Orion). La marca del defensor Quemero correspondía nuevamente al Cata, quien no logra ni siquiera incomodarlo.
El fútbol, entre otras cosas, es un deporte en el que se enfrentan once contra once cuando las eventualidades no obligan a lo contrario y que se definen en las áreas. “Hubo cosas de principiantes”, dijo, caliente, Bianchi en la conferencia de prensa. Los apuntados eran tanto Díaz como Forlin. Con altura, el 2 asumió la responsabilidad sin entrar en cruces innecesarios con el técnico. “Siempre hay errores, ojalá podamos corregirlos para no cometerlos el domingo y empezar de la mejor manera el campeonato”, pidió quien fue uno de los cómplices en los goles que marcaron el resultado.
No se trataba de un partido más para el Cata. Mas allá de lo deportivo, era la primera oportunidad de lucir la cinta que heredó de Riquelme (era parte de su círculo de confianza dentro del plantel). La decisión de Bianchi sorprendió: no eran pocos los que pensaban que le correspondía a Orion. El líder de la defensa asumió la responsabilidad, arengó a sus compañeros, intentó ordenar a una defensa que no defendió y fue el único que dio la cara tras la derrota.
Detalle no menor: si algo había resuelto el Virrey en el semestre pasado era la solidez defensiva, con nombres que salían (y salen) de memoria. Ahora lo que necesita es recuperarlos.