Novak Djokovic se reinventa todos los años y por eso sigue siendo el número uno del mundo. Este domingo lo hizo en la mismísima final del Abierto del Australia para vencer al escocés Andy Murray por 7-6, 6-7, 6-3 y 6-0. Lo hizo cuando el panorama no era el mejor: su rival jugaba mejor y sacaba con ventaja en sets iguales.
El serbio número uno del mundo se impuso en un muy parejo primer parcial. Lo hizo en el tie break, por 7-5, tras dos errores no forzados de Murray de manera consecutiva. El británico no supo aprovechar una ventaja de 4-2 que tenía antes de cambiar de lado en el desempate.
En el segundo set, Murray se puso rápidamente 2-0 quebrando el saque del hombre que ya había conquistado este certamen en cuatro ocasiones, pero en el tercer juego no supo sostener el quiebre y Djokovic se lo dio vuelta: le quebró el servicio en dos ocasiones y pasó al frente en el marcador.
Cuando Nole se encaminaba para ganar el segundo parcial, dos intrusos saltaron a la cancha y obligaron a parar el tenis por unos minutos. Ese parate le vino mejor al escocés, que recuperó el break en su contra y logró llevar el trámite a otro desempate. Allí, Murray se impuso por 7-4, completando ya dos horas y media de juego.
A Djokovic parecían pesarle los cinco sets que debió disputar ayer ante Stanislas Wawrinka en la semifinal. Se lo veía cansado y Murray tomaba rápida ventaja también en el tercer parcial. El sexto preclasificado sacaba 4-3 a su favor. Pero no alcanza con verlo cansado a Nole, quien recurrió a su segundo aire y ya no le dio chances a su rival.
Nole ganó tres games consecutivos, se llevó el tercer set por 6-3 y frustró aún más a Murray tras barrerlo por un contundente 6-0 en el cuarto. Así, conquistó su quinto Abierto de Australia, el cuarto en las últimas cinco ediciones del torneo.