Raúl Horacio Madero, gloria de Estudiantes de La Plata y médico del seleccionado argentino campeón del mundo en México 86, falleció este viernes a los 82 años. Se desconocen los detalles de su muerte: el club platense publicó un mensaje de despedida en su perfil de Twitter. "Con dolor despedimos a un Campeón del Mundo. Respetado, admirado y referente ¡Hasta siempre Raúl Madero!", reza la publicación.
Madero había nacido el 21 de mayo de 1939 en Buenos Aires. Tras un breve amor por el básquetbol, se dedicó al fútbol. Jugó de defensor y su mejor época la vivió con la camiseta de Estudiantes de La Plata: integró el equipo que se consagró campeón del mundo en 1968, tras vencer a Manchester United. Para el Pincha jugó 179 partidos y anotó nueve goles entre 1963 y 1969.
<blockquote class="twitter-tweet"><p lang="es" dir="ltr">Con dolor despedimos a un Campeón del Mundo. Respetado, admirado y referente ¡Hasta siempre Raúl Madero! <br><br>Nuestros más sinceros respetos para sus familiares y seres queridos en este doloroso momento. <a href="https://t.co/ne1PHrQ44f">pic.twitter.com/ne1PHrQ44f</a></p>— Estudiantes de La Plata (@EdelpOficial) <a href="https://twitter.com/EdelpOficial/status/1474392391486423047?ref_src=twsrc%5Etfw">December 24, 2021</a></blockquote> <script async src="https://platform.twitter.com/widgets.js" charset="utf-8"></script>
En 2005, Madero se presentó con Carlos Bilardo, Carlos Pachamé, Juan Ramón Verón, Eduardo Flores, Alberto Poletti, Miguel Angel Russo, Hugo Gottardi y Mariano Pavone. "En el primer año en que yo estuve en Estudiantes, el club no tenía dinero para abonarme el sueldo, y me lo pagó con un cheque privado de su presidente. Esas cosas no se olvidan jamás. No sé si actitudes así se verán ahora o no, pero de eso yo no me olvido", relató en aquel momento.
El mítico equipo de Estudiantes era un plantel fuerte, que se hacía respetar, pero que también jugaba bien. Dejaban todo por ellos, por el equipo y por cada integrante del plantel. "Una vez, entre mis compañeros, después de un partido, recibí una crítica muy dura. Después de pensar un rato, me di cuenta de que tenían razón en lo que me decían. Eso provocó un cambio fundamental en mi conducta y en mi rendimiento como jugador. Esa crítica, hecha por mis compañeros, fue la mejor de todas", evocó.
Defendía cada segundo jugando dentro y fuera de la cancha en el Estudiantes de Zubeldía, primer chico que rompe el monopolio de los cinco grandes. Fue famosa la frase de Raúl Madero cuando le preguntó un periodista inglés sobre el mote de "animals" de manera despectiva: "Usted no habla mi lengua y yo hablo la suya, usted no tiene títulos y yo sí, yo conozco su música y usted no conoce la mía. ¿Cuál de nosotros dos es más «animal»?", le dijo.
Hace unos años, en las 100 preguntas de la revista El Gráfico, Madero contó cómo hizo Diego Armando Maradona para llegar tan bien preparado al Mundial de México 1986, que sería su consagración definitiva.
"Fue una decisión de Diego. Recuerdo un día que el Narigón dio unas horas libres, y me quedé solo en la concentración. Me di un baño, les escribí una carta a mis hijos. "Por fin solo, nadie me pide nada", pensé. Igual, yo tenía a mi parajito guardián, con su walkie talkie, y estaba al tanto de todo. Diego andaba con una actriz mexicana. Me puse a comer algo y de golpe cayó Diego, solito. "Ey, qué pasa", le pregunté. Me consultó si podía comer conmigo. Le dije que sí, claro. "Diego, ¿por qué se volvió?", le pregunté. "Bueno, podría estar con una mujer preciosa, pero en situaciones así uno toma una cervecita o whisky y la verdad, lo que yo quiero es ser campeón del mundo". Cuando escuché eso dije: "Ya está, no le van a sacar la pelota".
La relación entre Maradona y el médico era tal que Madero era el único que tenía acceso a su habitación durante aquel mundial. De ese afecto mutuo nació otra anécdota contada por el propio doctor del seleccionado en la nota con El Gráfico y, también, referida al Mundial 86: "Mi habitación estaba al lado de la de Diego, yo salía y lo veía. Diego andaba con problemas en la columna, entonces le daba un analgésico con un pinchacito. Eso hice la mañana del partido con Inglaterra. Ahí le dije: "¿Sabe que soñé que va a ganar Argentina por dos goles y los dos goles los va a meter usted?".
La anécdota continúa: "Le comenté eso y Diego me dice: "Yo soñé lo mismo, tordo". Cuando terminó el partido, estaban todos los periodistas, me quedé a un costado y cuando me estaba metiendo en el túnel viene esta bestia al grito de "Tordo, tordo, el sueño, ¿se acuerda?" y se me trepó encima". Maradona y Madero en México. Futbolista y médico. Un engranaje más de un equipo inolvidable.